Jorge Puyó

Si el tío Rana fue el último en vestir a diario el traje tradicional aragonés en Zaragoza, Jorge Puyó fue el último que lo vistió a diario en el Alto Aragón.

Jorge Puyó, el último en vestir el traje ansotano en el Alto Aragón.
Jorge Puyó, el último en vestir el traje ansotano en el Alto Aragón.

Si el tío Rana fue el último en vestir a diario el traje tradicional aragonés en Zaragoza, Jorge Puyó fue el último que lo vistió a diario en el Alto Aragón, concretamente en Ansó. Puyó fue un personaje de leyenda. Ganadero, escritor... No hace mucho mi querido Carlos Castán Andolz me consiguió su libro "Notas de la vida de un pastor", procedente de la biblioteca de su tío Rafael Andolz. En el artículo que os copio, que publiqué en 'Heraldo de Aragón' hace seis o siete años, recuerdo a Puyó con emoción. La foto, con un Puyó ya muy viejecico en Ansó, es muy enternecedora.

Jorge Puyó fue el último aragonés en vestir a diario el traje ansotano. Cuando comencé a subir a Ansó a mediados de los años setenta, todavía lo vestían cinco o seis hombres y una mujer, María Mendiara. Yo hablaba mucho con ellos y me emocionaba verlos así, con los mismos trajes que llevaron sus padres y sus abuelos, sin importarles las miradas incrédulas de tantos turistas como pasaban por el pueblo.

Fueron muriéndose poco a poco y al final sólo quedaron dos: José Aznárez, que me enseñaba a hablar ansotano y del que conservo alguna buena fotografía juntos, y Jorge Puyó. Cuando Aznárez murió, Puyó se quedó solo. Bajaba a Jaca, a la Universidad de Verano, el día del recuerdo a Miral, y yo siempre iba a saludarlo. Se le veía entonces pasear por la calle Mayor con su elegancia y apostura incomparables. Era muy popular y Violant y Simorra había reproducido su retrato en su clásica monografía sobre el Pirineo español. Cuando nació mi hija Iguácel en 1987 subí con ella a Ansó y le pedí a don Jorge que la cogiera en brazos para hacerles una foto juntos: esa foto simbolizaba el Aragón que se perdía irremediablemente y el nuevo Aragón que venía. Una foto para la historia. La veo algunas veces y me acuerdo de Puyó sentado en un banco de piedra, serio y protocolario como él era, acariciando a mi hija y hablándole al oído. El día de la exaltación del traje ansotano, Puyó subía al balcón del Ayuntamiento junto con todos los que ese día se vestían de ansotanos. Pero él era el único genuino, el único que no se disfrazaba, el último superviviente. Fue pastor y ganadero y publicó algunos libros que no he podido conseguir nunca. Sólo una vez vi uno de ellos, en mi taller de encuadernación habitual, donde habían dejado un ejemplar esguardamillado. Murió en diciembre de 1990 y desde entonces Ansó ya nunca ha sido lo mismo.

Notas costumbristas / Por José Luis Melero

El tío Rana (1)  

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