1930: el verano que un joven Luis Buñuel reveló su profundo odio al cine

El director de cine señala que antes trabajaba animado con el afán de dominar la técnica, pero que ahora le interesaba como un medio de revolucionar las costumbres.

El director de cine calandino, en acción
El director de cine calandino, en acción
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HERALDO publicó en el verano de 1930 una entrevista al director de cine Luis Buñuel con motivo de su película ‘Un perro andaluz’: el calandino estaba pasando unos días en Zaragoza. "En la manera de vestir y andar hace recordar a Trotsky, el genio de la revolución rusa, caído entonces en desgracia de los ‘condottieros’ soviéticos", se decía en HERALDO.

El cineasta se encontraba en un despacho discreto de su madre, leyendo un libro sobre Freud. Nada más empezar la entrevista confesó: "El cine no me interesa; es más, lo odio con todas las vibraciones de mi ser. Constituyó una necesidad de mi vida; pero esta ilusión se desvaneció hace bastante tiempo. Los tres primeros años que viví en París me incorporé a los principales estudios de la capital como ayudante del ‘metteur en scéne’. Trabajaba fervorosamente trece y catorce horas diarias, animado del afán de dominar la técnica. Ahora me interesa como un medio de revolucionar las costumbres y contribuir a la grandiosa obra de transformación social; el aspecto técnico del cine me es indiferente, solo me preocupa el humano. Y esto ya puede llamarse superrealismo, surrealismo como dicen en Francia. Vamos al escándalo con todas sus consecuencias".

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