“¿Recuerdas la sensación al columpiarte tan alto que parecía que volabas?”

El proyecto de investigación y mediación ‘Juegos Abiertos Reunidos’, desarrollado en Zaragoza, pretende generar un debate sobre cómo pueden jugar los adultos en el espacio público.

Representación simbólica del proyecto Juegos Reunidos Abiertos.
“¿Recuerdas la sensación al columpiarte tan alto que parecía que volabas?”
Anna Biedermann

“¿Recuerdas la sensación al columpiarte tan alto que parecía que volabas, o al bajar por un tobogán?, ¿recuerdas correr detrás de la pelota con tus amigos, las risas y el cansancio sano?, ¿y tumbarse en el césped?, ¿cuándo lo has hecho por última vez?” La respuesta a las cuatro preguntas será muy similar entre quienes tras leer estas líneas echen la vista atrás, probablemente, para regresar por unos segundos a su infancia o juventud. Son cuestiones lanzadas por Anna Biedermann, arquitecta y profesora, que está desarrollando el proyecto ‘Juegos Abiertos Reunidos’ dentro del programa MIE impulsado por el Ayuntamiento zaragozano y la Universidad de Zaragoza.

Ella tiene claro que “muchos de nosotros hemos dejado de hacerlo”, pero “en realidad, todos hemos jugado”; y por ello invita a quien le interese el espacio público, le guste jugar y no pueda “por la falta de adaptación de estos espacios a sus necesidades específicas”, o se aburra mientras sus hijos o nietos se divierten en parques infantiles, a buscar nuevas alternativas. ¿Cómo? Con un trabajo de investigación y mediación centrado en el ocio inclusivo y para todas las generaciones en ese entorno.

Como madre, tras pasar numerosas horas en las zonas infantiles, Biedermann se dio cuenta de que, aunque sus usuarios no son solo los niños, estos lugares sí están diseñados únicamente para ellos. “Normalmente, hay el mismo número de padres que de niños, pero la mitad se mueren de aburrimiento”, explica.

Su proyecto nace pues de la observación de que en el espacio público, los puntos dedicados al juego están reservados para los más pequeños y la tercera edad. “No está bien visto que un adulto juegue en ellos. Hay unas edades en las que puedes jugar y otras, tienes que trabajar”, defiende. Y añade: “aunque el sistema productivo ha cambiado y las grandes empresas ya han incorporado zonas de juego, el espacio público se ha quedado anclado”.

Partiendo de que si no es carnaval o si no se está en una despedida de soltero, una fiesta de disfraces o un lugar de ocio de pago, “nos cuesta mucho darnos esa licencia para el juego”; y teniendo en cuenta que, a su juicio, “los espacios públicos actuales destinados al ocio pueden resultar monótonos”, existiendo “cierta estandarización” de ellos y del equipamiento y no estando adaptados a usuarios de distintas edades, capacidades e intereses”, comenzó a reflexionar sobre el tema.

Su objetivo final: generar un debate sobre cómo podemos jugar los adultos. “Creo que en Zaragoza, este debate no existe; lo que no significa que los adultos no jueguen”, defiende Anna. Y su reto: “Plantear espacios donde convivan distintas funciones y diferentes grupos de usuarios, donde coexistan distintas expresiones como el arte visual (escultura, grafiti), la música, las actividades dirigidas (talleres, juegos), la agricultura (huertos urbanos) o el emprendimiento (mercadillos de productos pero también de servicios)”, explica en la presentación de ‘Juegos Abiertos Reunidos’.

“A la mayoría le gustaría bajar el tobogán con sus hijos”

El pasado mes de mayo comenzó la fase de investigación y observación de este proyecto, en el que su hacedora ha tratado de contar con diferentes puntos de vista de padres y niños, funcionarios públicos, personas mayores y dinamizadores como ludotecas o clubes de patinaje.

La realización de entrevistas y mapas de empatía le ha servido para conocer cómo las personas perciben los espacios públicos en Zaragoza, qué es lo que les gustaría hacer en ellos o cuáles son sus costumbres de juego. “Hay padres que reclamarían poder descansar o enchufar su ordenador en el lugar donde su hijo juega, pero a la gran mayoría les gustaría jugar, poder bajar el tobogán con sus hijos o columpiarse frente a ellos”, revela la también doctora en Urbanismo.

Propuestas para el exterior de la Casa del Director

Además de participar en unas jornadas con vecinos para definir las necesidades del espacio exterior que rodea a la Casa del Director de La Azucarera; una actividad de codiseño sobre una zona de juegos para esta plaza se ha desarrollado también con futuros monitores de tiempo libre. Fuentes de agua, aparatos que pueden ser usados por varias personas o zonas de sol y sombra han dado lugar a historias generadas en el marco de este ejercicio participativo que servirá ahora para crear propuestas concretas de cómo el entorno de la Casa del Director podría convertirse en un punto de juego inclusivo e intergeneracional.

Mientras, Biedermann ya trabaja en la preparación de las jornadas ‘Encuentro de Innovación Abierta: Espacio público de Juego para tod@s–inclusivo e intergeneracional’, que tendrán lugar el próximo 14 de septiembre en Zaragoza Activa, y con las que pretende generar sinergias entre los gestores de los espacios públicos y de juego, los fabricantes de sus elementos, y sus dinamizadores y usuarios.

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