Érase una vez la historia de una empresa de producción audiovisual que interpretó algunos relatos y los modificó con un filtro de idealización de la belleza, la felicidad y el amor romántico. Esta frase resume el trabajo de las primeras épocas de la archiconocida factoría Disney. Detrás de los cuentos con finales felices, se esconden historias más perversas y menos felices de las que la factoría produce.

Las verdaderas historias detrás de los cuentos de Disney no eran demasiado adecuadas para niños, público al que se dirige la factoría. Muertes, crueles venganzas y finales infelices son factores comunes de los relatos reales que Disney modificó. A continuación, algunos datos de las verdaderas historias que se esconden tras los productos audiovisuales de Disney:

Las princesas son las principales afectadas con estas versiones de la historia, pero el resto de personajes tampoco se libran de ellas. Pinocho, de Carlo Collodi, es un personaje bastante más malvado en el relato original: acusa a Geppetto de agresión y este acaba en la cárcel. Además, mata a Pepito Grillo.

Del cuento de Hansel y Gretel existen varias versiones, además de la de Disney. En una de ellas, el villano es un demonio que idea otra sangrienta forma de acabar con los niños. En El libro de la selva, la historia real cuenta que el poblado humano no acepta a Mowgli, quien se ve obligado a regresar a la selva y su familia adoptiva es condenada a muerte. Como venganza, el humano pide a sus antiguos compañeros de la selva que devasten el pueblo.

Por su parte, El jorobado de Notre-Dame se basa en Nuestra señora de París de Víctor Hugo, donde la mayoría de personajes acaba muerto por venganzas de amor. Disney realizó un corto sobre Caperucita Roja en el que añadió a los personajes de la abuela y el cazador, ya que antes la historia narraba cómo Caperucita se perdía y el lobo la devoraba.

Incluso las historias protagonizadas por animales han sido versionadas por la factoría: El Rey León está basada en la obra de teatro Hamlet, de William Shakespeare. Aunque la historia es bastante similar, hay dos detalles que cambian: Lana al final se queda con Simba, mientras que su homónima en Hamlet, Ofelia, acaba ahogada en un río. Además, el final de la obra de Shakespeare es sangriento.