David Bustamante: seduce con los boleros "con los que me enamoré de la música"

Más de 1.400 personas asistieron con emoción y delirio en la sala Mozart al concierto de la nueva gira ‘Amor de los dos’.

David Bustamante cantó boleros de su nuevo álbum y temas de su repertorio ante un público entusiasta que coreó las canciones.
David Bustamante cantó boleros de su nuevo álbum y temas de su repertorio ante un público entusiasta que coreó las canciones.
Toni Galán

La pasión se instaló en la sala Mozart. Por las butacas corría un murmullo de inquietud. Todos esperaban a Bustamante y antes de que saliese ya se oían aplausos, gritos. Cuando apareció –elegante, de traje azul marino, tocado de pañuelo rojo, peinado a lo ‘crooner’ o con leves aires de rockabilly y sin corbata– se desató el primer clamor. Los focos devolvieron el protagonismo a los 1.400 espectadores. Se encendieron las palmas y los móviles. Bustamante cantó su primer tema y no tardaría en gritar: "¡Buenas noches, Zaragoza!"


No necesitó mucho más para saber que iba a ser otra gran noche de boleros y de complicidad. Cantó ‘Historia de un amor’ y comprobó lo que ya presumía: tenía coro. Coro y eco. No le faltaron en ningún instante: todo el mundo parecía saberse las canciones e intuía en qué momento, simpático y cercano, el intérprete iba a realizar una exhibición vocal, prolongar una nota o atreverse con un tono flamenco o jazzístico. En ‘Bésame mucho’, por ejemplo, sonó muy bien el cuarteto de acompañamiento -de órgano, guitarra, bajo y batería- y se desvió hacia el jazz.

Memoria del primer concierto


El clima era tan familiar que se le acercó una niña, Daniela, de seis años, y pronunció unas sílabas con él. Más tarde, en esta atmósfera de entrega, Bustamante bromeó (le advirtió que no iba a ser la única chanza de la noche) con el organista, que es de Graus, y le dijo que se notaba que se había echado una buena siesta; explicó que bebía agua tras cada tema "no por reseco sino por hidratación" y volvió a gritar: "¡Buenas noches Zaragoza". Antes de proseguir con ‘La puerta’ y ‘Cielo rojo’, explicó las claves del nuevo disco de boleros: ‘Amor de los dos’, que es la razón de esta gira. Dijo que era "un disco muy especial, he sido valiente. Son las canciones con las que me enamoré de la música, son auténticas obras de arte". Observó que en Zaragoza se sentía como en casa, y recordó que había debutado aquí, en la plaza de toros, y cuánto le impresionó que la gente cantase aquello de "Busta-mante, Busta-mante". El público repitió la jugada y el cantante preguntó: "¿Ya estabais allí?". Risas.


La emoción latía como un ser vivo autónomo. Empezaron a lucir pulseras brillantes o luminarias. El cantante se centró en las canciones y brilló en temas como ‘Sombras’, ‘Voy a apagar la luz’ o ‘Como yo te amé’. Ahí contó una anécdota: recordó que un día le había llamado Armando Manzanero para invitarlo a su programa de televisión. David Bustamante entonó entonces ‘Como yo te amé’ y se explayó en el amor, la melancolía, la exaltación del pasado. Y no solo eso: bajó del escenario. Ofreció el micrófono a sus fans, vio como mucha gente se levantaba y estallaba el delirio. Bustamante se entregó, pieza tras pieza, porque sabía que la música, y su modo de interpretarla, genera diversas formas de felicidad. Allí dentro no había recato alguno ni contención: se había ido al concierto a disfrutar. Con amor. Con idolatría. Con vehemencia.


Anoche, Bustamente era como un dios menor de mucha gente. Por eso, cuando hacía un silencio especial, podía oírse con total nitidez: "Guapo. Guapo. Guapo".

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