Ya hace casi tres años que Letizia Solanas, actriz e integradora social, y Violeta Fatás, bailarina y trabajadora social, comenzaron a darle forma a su proyecto Pares Sueltos. Tras trabajar ambas con personas con diversidad funcional, sus experiencias les despertaron la inquietud por investigar sobre las posibilidades creativas de estas y decidieron poner en marcha en Zaragoza una particular propuesta de danza inclusiva.

Sus talleres de danza-teatro, que aúnan técnicas de la danza contemporánea, la danza ‘contact’, el juego dramático y la improvisación, comenzaron en febrero de 2014. Los llamaron laboratorios porque los consideraban un espacio de encuentro e investigación abierto a todos en el que podían poner en práctica diferentes recursos adquiridos. En ellos, la heterogeneidad es total, pues participan personas con diversidad funcional intelectual, motórica o sensorial y personas sin discapacidad.

Conforman “una propuesta diferente porque lo que la enriquece es, precisamente, la diversidad del grupo: cuando bailas o actúas hay mucho más que movimiento y texto. Hay todo un mundo de miradas, contacto, complicidad, respiración y fantasía que se dispara. Y aquí, ese mundo se vive desde un lugar poco habitual: el contacto con cuerpos diferentes”, explican. Sus sesiones arrancan con una presentación y una parte de calentamiento para después pasar a trabajar diferentes formas de creación espontáneas relacionadas con el tiempo y el espacio, la escucha grupal, la voz o la calidad del movimiento, siempre improvisando.

Este domingo (11.00 a 14.00), el Centro Cívico Esquinas del Psiquiátrico acoge el primer ‘laboratorio’ del curso, una sesión de danza inclusiva intensiva que se volverá a repetir cada dos meses. Mientras, el próximo martes arrancan sus talleres semanales en el Club Los Tigres. Estos últimos nacieron en 2015 a raíz de la demanda de varios participantes que acudían a los talleres mensuales de forma regular. Además, en paralelo a ellos, idean y representan piezas de danza-teatro: “Con algunas ya hemos participado en Pirineos Sur, en la Carrera del Gancho, en la Cabalgata de Reyes o, hace unas semanas, en el pregón de las fiestas del Pilar”, relata Solanas.

Las profesionales reconocen que, aunque Zaragoza es una ciudad con bastante movimiento cultural, que posee una amplia red de entidades sociales en el ámbito de la discapacidad y en la que hay escuelas de teatro o danza donde participan algunas personas con diversidad funcional, “la realidad social es que el acceso a la formación artística para ellas ni siquiera se contempla”.

Por esa razón, con Pares Sueltos apuestan por visibilizar la creatividad y el poder de la inclusión en escena, promoviendo el derecho de todos a acceder y participar en las artes de manera normalizada. “Creemos que toda persona es creativa y damos recursos para que desarrolle esa faceta. Nuestras actividades son propuestas inclusivas en las que la diversidad se vive de una manera directa y cotidiana, no las adaptamos sino que las hacemos accesibles desde su diseño”, cuenta Letizia Solanas. Así, su propósito es convertir sus talleres en una actividad más dentro de la oferta cultural de la ciudad, sin ser entendida como algo específicamente dirigido a personas con diversidad funcional o vinculada únicamente al ámbito social.

Expresión, comunicación, diversión, desarrollo y  transformación social son algunos de los conceptos que promulgan y buscan en sus ‘laboratorios’: “Todavía hay mucho que aportar a la sociedad y a nosotras nos queda otro tanto por descubrir e investigar en la danza inclusiva”, concluyen.