Aragón honra, reivindica y redescubre la figura universal de la soprano Pilar Lorengar

El Museo Pablo Serrano inauguró una muestra que recuerda su carrera a los 20 años de su muerte. Los comisarios Sergio Castillo y Alejandro Martínez ofrecen un amplio material iconográfico.

Manuel Andrés Seta, hermano de Pilar Lorengar, habla con el director general Nacho Escuín y con el comisario Sergio Castillo.
Manuel Andrés Seta, hermano de Pilar Lorengar, habla con el director general Nacho Escuín y con el comisario Sergio Castillo.
Guillermo Mestre

"Canto porque así puedo hacer felices a otras muchas personas", dijo en estas misma páginas Lorenza Pilar Seta García (Zaragoza, 1928-Berlín, 1996), que se haría inmortal en el ‘bel canto’ con el nombre de Pilar Lorengar. Ayer, en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (Iaacc) Pablo Serrano, se inauguraba la muestra ‘Pilar Lorengar. Una aragonesa en Berlín’, que coincide con los veinte años de su muerte, cuyos comisarios son Sergio Castillo y Alejandro Martínez, integrantes de la Asociación Aragonesa de la Ópera ‘Miguel Fleta’. Decían: "Con esta muestra queremos hacer justicia y reivindicar la figura de Pilar Lorengar, y a la vez queríamos que Aragón la redescubriese. Fue una ‘celebrity’ de su época con la que contaban constantemente, una mujer con mucho carisma, bella, atrevida, que se esforzó mucho para llegar a donde llegó".


Ambos han rastreado su vida y su trayectoria no solo en Zaragoza, sino en Berlín, en Barcelona y en Madrid, en colecciones privadas e instituciones y archivos tan importantes como el del Metropolitan de Nueva York o la Deutsche Oper de Berlín, donde fue depositado el legado personal de la mujer que cantó ‘La flauta mágica’ y ‘Las bodas de Fígaro’ de Mozart o ‘La Traviata’ de Verdi.

Perlas de la memoria

Con un intenso trabajo de campo han logrado recoger numerosos materiales: fotografías en muchos lugares del mundo y de artistas como Nicolás Müller, Gyenes (que le hizo un extenso reportaje entre 1955 y 1958), programas de mano, cuatro cartas conmovedoras a sus maestras y a la familia, documentos privados (entre ellos algunos contratos:por ‘Madame Butterfly’, en 1967, cobró 150.000 pesetas, 900 euros de hoy), varios de sus trajes, joyeros, broches de perlas, las medallas (la de Isabel la Católica o la de San Jorge), el busto de Manuel Arcón, vinilos, discos y libros, y varios audiovisuales, como uno muy novedoso del No-Do.


Bastante de este material era muy poco conocido, cuando no inédito, y destaca su impresionante y variada iconografía en la ópera, en la zarzuela y en el cine; Pilar Lorengar participó en dos películas :‘Último día’, de Antonio Román, que fue su amante durante un tiempo, y ‘Las últimas banderas’ de Luis Marquina, cuyos carteles originales, de gran formato, se pueden ver.


La muestra está organizada por la consejería del Departamento de Cultura, Educación y Deporte. El director general Nacho Escuín asistió ayer a la inauguración y recibió a los familiares de la cantante. Pilar Lorengar estuvo más de 40 años sobre los escenarios de Berlín, en concreto en la Deutsche Oper, donde deslumbraba por sus grandes actuaciones de Mozart, en quien se especializó, en cierto modo, pero jamás se olvidó de sus raíces zaragozanas.


En sus entrevistas o en sus conversaciones solía recordar su nacimiento en el Hospital Provincial y su infancia en el Gancho; hablaba de sus de sus primeros años en el programa radiofónico ‘Ondas infantiles’, de sus pinitos en el cine y en distintas salas –Ambos Mundos, Avenida, Alaska, El Oasis o Argensola–, de su traslado a Madrid o de su regreso al camarín de la Virgen del Pilar para despedirse del canto con el ‘Ave María’ de Gounod, grabación un tanto clandestina o secreta que hizo Conchita Carrillo y que se puede oír en uno de los diez puntos de audiciones, donde se oyen, también, cuatro óperas, dos zarzuelas, una rumba...

De Madrid a Berlín

En un diálogo con Alfonso Zapater, recordaba la ayuda de un jefe militar de aviación, "al que estuvo unida sentimentalmente". Pilar Lorengar, que se casaría en 1960 con el médico odontólogo Jürgen Schaff, decía: "Aquello ya pasó, y hoy solo tengo agradecimiento para aquel hombre que sufragó mis estudios de canto y contribuyó a que yo llegara donde me proponía". Los comisarios Sergio Castillo y Alejandro Martínez contaba ayer que estuvieron a punto de casarse, que ella lo abandonó porque se fue a vivir con el realizador Toni Román y que luego "se enamoró locamente" del director Ataúlfo Argenta.


En 1991 compartió el Príncipe Príncipe de Asturias de las Artes con grandes cantantes –Montserrat Caballé, Victoria de los Ángeles, Teresa Berganza, Alfredo Kraus, Plácido Domingo y José Carreras– y se asomó al balcón del Ayuntamiento de Zaragoza para leer el pregón de fiestas, "un instante inolvidable en mi vida", diría, como lo había sido cuando la ciudad le dedicó una calle, por iniciativa de HERALDO.


Castillo y Martínez han organizado su propuesta en cuatro ámbitos: 1928-1951. De Zaragoza a Madrid. El nacimiento de una voz; 1952-1958. De Madrid al mundo. España se queda pequeña; 1959-1990; 30 años en la Deustsche Oper de Berlín y 1990-1996. Los adioses. La muestra se completa con tres ámbitos temáticos sobre su repertorio, sus actuaciones en Zaragoza y la historia de la lírica en Aragón; "aquí ha habido ópera y muy buena", decían los comisarios, que han escrito la primera biografía de la soprano, editada por Prensas Universitarias de Zaragoza.


Su hermano Manuel Andrés la recordaba con inmenso cariño cuando iba a coger tomates a Santa Cruz de Moncayo y la definía como "la mejor cantante que he visto nunca. Tenía una voz magnífica. Era maravillosa".

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