Yincana para los más pequeños y vaquillas solo para valientes

Los vecinos de Quinto tuvieron que elegir entre los dos actos festivos, que estaban programados a la misma hora.

"Para gustos, los colores", debieron de pensar en Quinto mientras preparaban el programa de festejos. Por eso, y para que los vecinos pudieran elegir, ayer dos actos muy diferentes comenzaron a la vez: la sesión de vaquillas de la ganadería El Barquero y la yincana infantil.


En la calle de Zaragoza, y con la banda sonora que la charanga ponía subida a un andamio, las vaquillas recorrieron el empedrado cargando contra mozos y banderas por igual. Desde uno de los vallados, varios espectadores comentaban cada movimiento. "Eso es que no llevan las pezuñas desgastadas. Están todo el día en el barro y luego claro...", explicaron cuando uno de los astados resbaló y rodó por el suelo nada más salir del corral.


"No sé si se animará el personal", explicaba Óscar Delcazo, que desde la barrera observaba el ir y venir de las vacas. Como detallaba este peñista, la sesión de mañanas –y más, entre semana– suele ser más floja de afluencia, y además son pocos los que retan al animal. O, al menos, sin vallado de por medio, ya que las banderas y los capotes improvisados sí que asomaban en buen número por entre los barrotes.


No obstante, parece que al final sí se animaron. Uno de los quintanos, Marcos Val, junto con otros valientes, desafiaron a la vaquilla y se pusieron frente a ella detrás de una ‘portera’. El animal cargó contra la plancha de madera, momento en el que los aficionados soltaron la tabla y la res saltó sobre ellos.


Val, que confesaba que había acudido "recién levantado", destacó la buena marcha de las celebraciones. "De sábado a sábado, ocho días de fiesta", recalcó el hombre.


"Tranquilo, que no hay vacas, solo niños" decía una mujer a su hijo mientras entraban a la plaza de toros. Como si fuera el mundo al revés, a la misma hora que los astados enfilaban las calles de la localidad, los niños salían al ruedo para correr, revolcarse y saltar en las pruebas de la yincana infantil.


Una serie de retos preparados por y para chavales, ya que fueron los integrantes del grupo juvenil local Cel Viena los que organizaron todo. "Además de actividades recaudatorias y sociales, colaboramos con iniciativas así", explicó Sofía Arias, de 14 años. La soga, el pañuelo y otros juegos tradicionales entretuvieron a los pequeños, que aunque mostraron su competitividad, saldaron las rivalidades con la entrega de premios: todos los participantes recibieron una bolsa de gominolas.

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