Quim Ramón (bajo), Xavi Roma (voz y guitarra), Jaume Piqué (batería, percusión y coros), David Hurtado (guitarra y coros) y Dídac París (percusión y batería) forman Arlo, una banda de Lérida con un sonido enraizado en el folk rock americano.

Esta noche caldearán la sala King Kong (21.00. Anticipada, 8 euros; taquilla, 10) junto al rock y el blues electrónico del francés Piero Quintana. El postre lo traen Up Tight, tres Dj's que sacarán de sus platos no pocas delicatessen de los 50, 60 y 70. Xavi Roma, cantante de Arlo, conversa con Heraldo.es antes del festín musical de esta noche.

-No creo que su banda se llame así por 'El viaje de Arlo'...

-Nooo (risas). Esto es una casualidad. Arlo es un nombre anglosajón común pero nosotros lo escogimos porque es el nombre del hijo de Woody Guthrie, el padre del folk norteamericano y padre putativo de Dylan, Tom Petty y de todo lo que viene detrás, que es lo que nos gusta a nosotros y constituyen nuestras influencias directas. Además, en mi caso, de pequeño mis hermanos mayores me llamaban Arlo por mi parecido con Arlo Guthrie. Ellos oían sus discos y tenían este cachondeo montado. Cuando buscábamos nombre para la banda fue uno de los que salió con fuerza y nos gustó.

-Cantan en catalán y en español. No hacen distingos.

-Tampoco es nada premeditado. Son las dos lenguas maternas que tenemos. Hace un tiempo hicimos un proyecto con Crazy Notes, una banda que tenemos, para un disco de canciones de Neil Young adaptadas al catalán. Quim, el bajista; Jaume, uno de los baterías y yo estábamos ya en esa banda haciendo canciones en catalán y castellano. Es algo que no piensas, va saliendo y cuando te das cuenta tienes la historia montada así. La verdad es que al fluir de una forma espontánea creímos que no era bueno encorsetarlo por otros motivos que no fueran la música, por lo tanto lo dejamos salir tal cual y seguimos componiendo así.

-La música, ¿es un lenguaje universal?

-Sin duda. Por eso no quisimos entrar en ningún tipo de distinción de este tipo. Salió así, los temas nos gustaban, además coincidió que la parte más acústica era en catalán y la parte más rockera y eléctrica en castellano.

-¿Qué bandas catalanas o del resto de España han influido en su carrera?

-Venimos de los 90 y lógicamente hemos coexistido y hemos bebido de allí. Imposible no adorar a Josele y sus Enemigos o a 091. Es imposible no adorar toda esa música fantástica. Además, los Cero y Los Enemigos han vuelto a los escenarios. No es una cosa buscada ni intencionada en nuestras influencias pero es inevitable y la verdad es que es un placer y un orgullo también.

-Ambos pasaron no hace mucho por aquí y arrasaron. 091, el pasado fin de semana.

-He visto fotos de amigos en el concierto de 091 con sana envidia, si es que eso existe. Me hubiese encantado poder estar por allí. Es posible que coincidamos con ellos tocando en julio en algún festival. Tenemos muchas ganas de verlos. En Lérida, compartimos escenario alguna vez con ellos cuando éramos Rosas Rojas y, después, también con Lapido.

-¿Cómo fue el proceso de grabación del disco en su propio estudio?

-Con el tiempo, una de las cosas que vas haciendo en la música es comprarte cacharros, guitarras y amplis. Siempre me ha encantado. Pero es difícil producirse a sí mismo, tiene un alto grado de exigencia y como también somos autocríticos es complicado. Supuso un reto y una comodidad al mismo tiempo: grabar en tu casa, en tu propio estudio, sin taxímetro... Concebimos el disco ensayando juntos, un poco a la vieja usanza, grabando todos a la vez a partir de la estructura de cada canción.

-Una aspecto llamativo de su formación es que tocan con dos baterías...

-Bueno. esto es una desventaja a la hora de tocar en directo porque te exige encontrar un espacio adecuado. Hay sitios donde es difícil meter todo el montaje e intentamos reducirlo al máximo. Pero a Zaragoza también vamos con las dos baterías, un currazo. Pero resulta genial.

-¿Es la primera vez que actúan en Zaragoza?

-Como Arlo, si. Pero con las anteriores bandas hemos tocado varias veces en La Casa del Loco y en la Oasis. La sala King Kong la conocí como público pero no como músico. Es un club rockero y eso es lo que nos gusta.