por el que se regula la celebración de los espectáculos públicos y actividades recreativas ocasionales y extraordinarias y se
y de las actividades recreativas en establecimientos públicos y en espacios abiertos al público. Sin embargo,
Recientemente
lograron modificar la ley madrileña, donde desde el 28 de diciembre los menores de 14 a 16 años pueden entrar acompañados de su padre, madre o tutor, y de 16 a 18 años identificados para controlar el consumo de alcohol.
Según la plataforma,
de lograrse, Aragón se convertiría en la quinta comunidad en permitir el acceso de menores de edad a las salas de conciertos, por
detrás del País Vasco, Cataluña, Madrid y Andalucía –donde todavía están pendientes de que se publique el proyecto de ley oficial-.
Por su parte, desde la
Federación de Asociaciones de Padres de Aragón (FAPAR) aseguran que
valoran positivamente que se facilite el acceso de menores a distintas formas de cultura, como ocurre con la música y el teatro,
siempre y cuando se cumpla la ley. “Creemos que hay que separar muy claramente el suministro y venta y que se tiene que garantizar la seguridad de nuestros hijos, menores y no menores”, señalan.
Desde la
Asociación de Salas de Aragón, Aragón en Vivo, afirman estar
“totalmente a favor” con esta nueva iniciativa, y niegan que vaya a suponer un problema para los usuarios. “Estos controles van a ser una nueva experiencia para todos, pero
en Madrid llevan varios meses y está funcionando perfectamente”, asegura
Tomás Gómez, presidente. “Que los menores puedan entrar a ver un concierto no significa que se queden en la sala o vayan a beber,
se seguirán los controles igual que se hizo con el tabaco”, reivindica.
Contra el “agujero cultural”
Desde el
colectivo de músicos y artistas también
reivindican la necesidad de esta modificación de la ley que ha afectado, sobre todo,
a una generación de“jóvenes que ahora tienen de 20 a 30 años y que han estado una década sin poder disfrutar de la música en directo”, explica
Sergio Vinadé, músico y
gestor de Las Armas.
“Nos encontramos ante una situación en la que
un menor puede trabajar como músico, pero no puede acceder, por ley, a su puesto de trabajo”, añade el
vocalista de Tachenko.
En Aragón,
en torno al 90% de los conciertos se realizan en las salas de conciertos, que es donde, en su opinión, “se produce el hecho diferenciador y por el que hay que pelear”. Por otro lado, se añade el hecho de que
en los últimos años se ha tendido a una “injusta demonización” de estos espacios “que están
dotados de personal y de medios que van a proteger a los menores una vez dentro. Si una sala se salta las normas, lo paga muy caro”, asegura.