El periodista, Alfonso Armada, quien cubrió para el diario El País el conflicto bosnio, ha reconocido este lunes que le angustia ver cómo ciudadanos de países que han sufrido tanto, como España, Hungría o Polonia, no se ponen en el lugar del otro cuando asisten a la crisis de refugiados que vive Europa.

"Es muy desolador que las historias se repitan y que no aprendamos de nuestros desastres y de nuestras guerras", ha apuntado este lunes Armada en la presentación de su libro 'Sarajevo. Diarios de la guerra de Bosnia' en Zaragoza, donde ha estado acompañado del fotoperiodista Gervasio Sánchez, a quien conoció precisamente en el Sarajevo cercado, el 29 de agosto de 1992.

En un encuentro con lectores en la librería Cálamo, Gervasio Sánchez, cuyas fotografías ilustran este libro, y Alfonso Armada han comentado sus vivencias, al hilo de la publicación de este libro, cuando se han cumplido veinte años del fin de aquella guerra.

Ambos han coincidido en destacar que las guerras se acaban no cuando lo dicen los libros, sino cuando se superan las consecuencias, algo que, a día de hoy, no ha ocurrido, ya que se siguen abriendo en la zona fosas comunes con miles de desaparecidos.

Ante estas situaciones de conflicto, Armada ha apuntado que una de las tareas fundamentales del periodismo es ayudar al lector a experimentar lo que el periodista está viviendo en el lugar de los hechos, a "ponerse en el lugar del otro".

Por eso, ha añadido que le angustia y le duele ver que hay tanta "incomprensión" con el sufrimiento de los otros en países como Hungría o España, que ha sido un país de emigrantes, tanto por motivos políticos, ha dicho, como por razones económicas.

A este respecto, también Gervasio Sánchez ha indicado que esta crisis de refugiados a la que asiste Europa y que hace mucho tiempo que empezó es lo que ocurrió hace veinte años en Los Balcanes.

Este libro, 'Sarajevo. Diarios de la guerra de Bosnia', que el mismo Armada ha calificado de "extraño" e "híbrido" recoge una doble mirada del autor, porque entremezcla las crónicas que publicaba en el diario El País entre 1992 y 1993, cuando el cerco de Sarajevo estaba en su peor momento, con fragmentos de sus diarios íntimos.

"Los diarios eran para mí una especie de repaso del día. Para mí que he dejado de rezar, era una especie de oración nocturna antes de dormirme", ha precisado.

Durante esos meses en Sarajevo, Armada ha reconocido que pasó "miedo", pero ha indicado que también descubrió entonces que la mejor manera de resistirse a él era acercarse a las cosas, como hacían los fotógrafos como Gervasio Sánchez.

"Entendí que cuando compartías cada minuto con las personas que estaban allí, dabas sentido a lo que estabas haciendo", ha recordado Armada, mientras Gervasio Sánchez daba fe de que así lo hacía.

"Aunque no tenía esa necesidad de acercarse tanto como tenía yo por mis necesidades fotográficas, él siempre estaba a mi lado, en primera línea de fuego", ha comentado.