Darín y Cámara enamoran al Festival con sus actuaciones en 'Truman'

Los protagonistas de 'Truman' se mostraron contentos por la acogida de la película en el festival.

Segunda jornada de competición oficial en la 63 edición del Festival de cine de San Sebastián, que  tuvo como protagonistas indiscutibles a los actores Ricardo Darín y Javier Cámara, protagonistas de 'Truman'.


"Es la película de Sección Oficial que más me ha gustado hasta el momento", comentaba una aficionada a la salida del pase, muy aplaudido, a Javier Cámara, quien, con su habitual sentido del humor comentó: "Menos mal, porque es la primera que proyectan".


Lo cierto es que, al tiempo, en el Teatro Victoria Eugenia, se proyectaba otra bellísima película con la que compite la de Cesc Gay, 'Sunset Song', de un viejo conocido del Festival, el británico Terrence Davies, que lleva como protagonista a otro venerado actor y director muy vinculado a Donosti, Peter Mullan, ganador de la Concha de Oro hace cinco años como director de 'Neds'.

Faltaba la "joya" de la tarde, la francesa 'Evolution', un inquietante cuento de ciencia ficción, donde la realizadora Lucile Hadzihalilovic, que ya ganó el premio Nuevos Directores del certamen donostiarra en 2004 con 'Innocence', deja que el espectador intuya las claves de un enigma que se desarrolla en una isla donde solo viven mujeres y chicos adolescentes.


?Darín, inmenso en su enfermo terminal que decide dejar sus cosas en orden antes de morir, opina que la religión añade a la muerte "un peso que no necesita el trámite. La muerte -dice- debería ser más liviana".


"El problema de la muerte tiene que ver con las religiones y la parafernalia acerca de la desaparición física de una persona que nos impide festejar su desaparición, porque ¿qué sabemos? -reflexiona e actor en una entrevista -. Quizá es una instancia superior donde ya nadie te puede (fastidiar), a lo mejor, un nirvana".


Darín, educado en un entorno no religioso, -de hecho tuvo que aprender a santiguarse para hacer de cura en 'El elefante blanco'-, está convencido de que los ritos religiosos que rodean a la muerte "le aportan un peso que no necesita el trámite".

"La muerte debería ser más liviana, hay comunidades que festejan cuando alguien se va: ha dejado la vida pero lo importante es su paso, que dejó en su camino, su amor, su contacto. Lo festejan, lo veneran, mientras nosotros lloramos y maldecimos. Y por qué...", se pregunta.


Cesc Gay comentó que empezó a escribir 'Truman' antes que 'Una pistola en cada mano' como terapia después de pasar un trance similar; "vi como reaccionaba la gente, cómo alguno lo rechazaba, otros lo vivían con humor. Lo hice y lo guardé", confiesa.


'Truman', además, tiene otro secreto: unos secundarios que actuaron sin condiciones, casi, dice Darín, por cariño al director, estupendos hasta con una sola frase Pedro Casablanc, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Susi Sámnchez, Javier Gutiérrez,

Por su parte, Terrence Davies, que ya visitó San Sebastián con "The Deep Blue Sea" en 2011, regresa al Festival con "Sunset Song", una sinfonía cinematográfica tan bella como dolorosa, sobre la vida de una mujer especial, adelantada a su tiempo, en una dura campiña de Escocia.


Basada en la novela del mismo título del escocés Lewis Grasicc Gibbon, con guión adaptado por el propio realizador, "Sunset Song" es un relato intimista sobre la esperanza, la tragedia y el amor al inicio de la I Guerra Mundial, ha explicado Davies, tan cordial y educado como siempre, en una rueda de prensa tras la proyección de la cinta.


"Tenía muchas ganas de hacer esta película, de hecho -ha comentado a preguntas de los periodistas reunidos en el Kursaal- vi la versión televisiva en capítulos en 1971, cuando tenia dieciocho años; cada domingo -recuerda- esperaba para ver el nuevo episodio de la BBC. Entonces no pensaba ni de lejos en hacer algo como esto".


Entonces, Davies (Liverpool, 1945) solo era contable en una oficina londinense.


Y Hadzihalilovic, que compite ahora por la Concha de Oro con su tercer largometraje, cuenta que ha tardado casi once años en rodar por falta de financiación y que su película ha acabado siendo una coproducción entre Francia, Bélgica y España.

La directora ha hecho de un rincón apartado de Lanzarote un elemento fundamental de este relato de mujeres que tienen una estrecha relación con el mar y que practican extraños experimentos con niños que parecen sus hijos en un lugar donde la presencia de hombres adultos es inexistente.


"Lo que me interesaba era mostrar el lado misterioso -ha dicho la cineasta en una entrevista -. Prefiero no explicar todo porque, como espectadora, no encuentro interesante que me lo expliquen a mí. Habla de cosas muy simples y humanas, en las que cada espectador puede encontrar algo de sí mismo".

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