Dos arquitectos aragoneses ganan el premio a la mejor rehabilitación energética

Su intervención en un edificio de oficinas supondrá un ahorro a la empresa de 45.000 euros anuales.

Edificio antes de la rehabilitación energética
Edificio antes de la rehabilitación energética

Francisco Berruete y Emilio Ruiz recibieron este martes el premio a la 'Mejor rehabilitación energética' por la obra acometida en un edificio de oficinas del municipio madrileño de Tres Cantos.


Estos dos arquitectos aragoneses convencieron al jurado con un proyecto que ha permitido mejorar dos grados la calificación energética de un antiguo edificio en el que trabajan más de 600 personas diarias. Un proyecto que se ejecutó en apenas 90 días, sin cerrar las oficinas y que permitirá un ahorro de 45.000 euros anuales a la empresa arrendataria.


El concurso, convocado por la Comunidad de Madrid, buscaba estimular y promocionar el uso eficiente de la energía en la rehabilitación y estos dos arquitectos han conseguido reducir casi un 40% el consumo de energía de este edificio de 5.900 metros cuadrados.

Dos acciones clave

La clave del éxito del proyecto está, según explica su director de obra Francisco Berruete, en las actuaciones llevadas a cabo en las fachadas y en la reforma del sistema de climatización.


Por un lado, los arquitectos han tenido en cuenta la orientación del edificio para implementar medidas de aislamiento diferentes según la incidencia del sol en cada fachada. Además, el sistema de fachada ventilada permitirá crear una corriente de aire en verano y actuará como acumulador de calor en invierno: "En verano el sol calienta el aire que hay en la cámara, este asciende por convección y es reemplazado por aire frío evitándose así la acumulación de calor en la fachada. En invierno, la radiación no es tan alta como para producir estos movimientos de aire y se produce el efecto contrario".


El otro punto fuerte del proyecto ha sido la división del sistema de climatización en ocho subsistemas permitiendo que cada ala funcione de manera autónoma para mejorar las condiciones ambientales y el confort en el interior de las oficinas.


Todos los trabajos se llevaron a cabo sin necesidad de vaciar el edificio o cerrar las oficinas: "Hicimos seis grupos y cada grupo dejaba libre un ala del edificio durante quince días coincidiendo con sus vacaciones y así hicimos todo en 90 días", explican a Heraldo.es.


Los dos premiados ven en su proyecto la posibilidad de 'hacerlo escalable' y les gustaría poder implementar modelos de rehabilitación similares en Aragón: "Muchos edificios antiguos tienen problemas de aislamiento o errores de diseño que los hacen poco eficientes. Las empresas terminan cambiándose de oficinas para reducir costes y los viejos edificios acaban siendo demolidos. Deberíamos apostar más por la rehabilitación y pensar que la adaptación de edificios acaba siendo una buena inversión. A veces ni siquiera hace falta paralizar la actividad de la empresa".