Loquillo vuelve a las andadas

El cantante recuperó sus temas de siempre para abrir su nueva gira en Zaragoza.

Loquillo, en la sala Oasis de Zaragoza
Loquillo, en la sala Oasis de Zaragoza
Efe/Toni Galán

Adicto al vértigo de reinventarse, Loquillo estrenaba nueva aventura: 'Código rocker'. Una revisión de clásicos de su discografía junto a la banda de rockabilly Nu Niles. Tras 8 años sin los Trogloditas y varios discos más personales 'queríamos hacer una gamberrada' afirmó el cantante ayer en Zaragoza. Para ello se presentó en una abarrotada Sala Oasis a defender algunos de sus temas clásicos pasados por el filtro del rock´n roll más puro.


'Eres un rocker' fue, como una declaración de intenciones, el tema que, apenas superada la hora de inicio, abrió el concierto. A partir de ahí, las canciones, con su nuevo ritmo frenético, se fueron sucediendo sin apenas interrupciones. Breves pero intensas. 'El tren de la costa' -versión de un clásico de Johnny Burnette-, 'Tatuados', 'Por amor', 'El hombre de negro' -canción de Johny Cash que ya es un clásico en el repertorio de Loquillo-, 'El crujir de tus rodillas' y 'Va por la ciudad'. El cantante, con un formal traje gris oscuro, fue parco en palabras hasta que en 'Channel, cocaína y Dom Perignon' afirmó: 'A veces, las cosas grandes tienen principios pequeños'. En referencia, tal vez, a la producción de los primeros discos de su carrera. De los que hoy el cantante se arrepiente como ha recordado en recientes entrevistas.


Era el momento de pisar el freno y Loquillo colocó un taburete en el medio del escenario y, entre aplausos del público, encendió un cigarrillo desafiando la Ley antitabaco. Entre el humo arrancó 'La Rubia de 'Hitch', a la que siguieron 'Polítical incorrectness' –musicalización de un poema de Luis Alberto de Cuenca- y 'Billy la Roca'. Tres canciones más pausadas, con aires de jazz y swing en las que destacó Jorge Rebenaque (quien también fuera músico de Enrique Bunbury) al órgano.


Tras una serie de canciones de nuevo más aceleradas, llegó la esperadísima 'Quiero un camión', muy coreada por el público, y el grupo se retiró del escenario.

Pasados cinco minutos y tras un instrumental con aires de surf rock, interpretado por la banda sin Loquillo, este apareció con una chaqueta negra brillante de lentejuelas. Se acercaba el final del concierto. 'Nena no me toques' y 'Cadillac', canciones de los primeros discos del cantante apartadas del directo hace años, sorprendieron a los seguidores más antiguos.


Casi sin pausa sonó 'Feo, fuerte y formal'. 'Esta aventura empezó hace dos años en un bar, queríamos hacer una gamberrada. Todo empezó con esta canción', anunció el cantante, y llegó la sorpresa: 'Esto no es Hawai (que Wai)'. Con el público entregado y el concierto en su momento más alto, la banda se desplazó al centro del escenario, hizo la reverencia de rigor y no volvió a regresar. Eran apenas las once y media de la noche. Menos de hora y media de concierto lo que dejó a muchos con una sensación agridulce.