Varias salas independientes de Zaragoza, en peligro por estar en un "vacío legal"

La Sala Bicho se enfrenta al cierre de su sede en el distrito Universidad por problemas con los vecinos.

Teatro de la Sala Bicho, en el la calle Pilar Lorengal
Varias salas independientes de Zaragoza, en peligro por estar en un "vacío legal"

Nueve meses después de su inauguración, la Sala Bicho de Zaragoza tendrá que cerrar en junio su sede en el distrito Universidad. Lo harán tras la denuncia de uno de los vecinos por el ruido, ya que el local no está insonorizado.


La sala funciona como una asociación cultural, según explica Fran Martínez, uno de los socios junto a Jorge García. Para ellos es imposible establecerse como un teatro. "Hemos conseguido ser rentables, pero la licencia y la insonorización cuestan muchísimo dinero y no podemos hacerle frente sin subvenciones ni créditos". El único apoyo económico que reciben es el del público, que se hace socio al entrar en la sala.


Solo para poder seguir funcionando necesitarían unos 20.000 euros de los que ahora mismo carecen. El crowdfunding es una de las ideas que tienen para no abandonar su sueño de regentar un teatro independiente en Zaragoza, aunque ven difícil conseguir tanto dinero. La otra opción es recoger los bártulos y marcharse a otra parte, como la antigua Sala Arbolé, en el Actur.


Su temor es que el público no les acompañe hasta la otra punta de la ciudad. "En ocho meses, los jueves tenemos unas 70 personas de público, 60 en las actuaciones de flamenco? El miedo es que en invierno la gente no venga hasta allí, aunque haya tranvía", reconoce.


También critica la situación de las salas de teatro independiente en la ciudad. "Aquí se considera el teatro como una actividad molesta. En otros países como Argentina o Polonia, con más cultura teatral, se deja funcionar con respeto a los vecinos", subraya. Hasta hace dos semanas no habían tenido constancia de ningún problema con ellos, según afirman, ya que intentan acabar las actividades antes de las 23.00 y solo utilizaban unos altavoces para las piezas en las que necesitan sonido. Sin embargo, una denuncia anónima les ha dejado claro que no pueden seguir con el proyecto, al menos como hasta ahora.


"Las asociaciones culturales estamos en un vacío legal", explica el dueño de otra sala underground de Zaragoza, que prefiere mantener el anonimato por miedo a seguir el mismo camino que la Sala Bicho. Tienen licencia para realizar eventos, pero no podrían celebrar espectáculos por carecer de insonorización. "Consultamos con asesorías jurídicas, pero establecerse como un bar o un teatro es imposible, porque las licencias son abusivas, hay que insonorizar, pagar el IVA cultural?".


Se queja de que en Zaragoza "nadie se ha preocupado de crear una fórmula", como sí ocurre en otras ciudades como Barcelona, Madrid o Bilbao, donde se favorece este tipo de espacios culturales. "En Bilbao, el Ayuntamiento ha cedido unas naves en desuso para iniciativas populares artísticas y culturales", ejemplifica.


Cierre de Explosivo club en junio

La Sala Bicho no es la única que se enfrenta a problemas: el Explosivo club también cerrará sus puertas en junio. Ellos sí que tienen todas las licencias para funcionar, pero sus dueños están "cansados" de las dificultades a las que se enfrentaban cada fin de semana, según explica Víctor Domínguez, el encargado.


"No es un asunto económico, sino que estamos hartos de los problemas con los vecinos por el ruido que hacían algunos al salir a la calle a fumar, el acoso de la policía?", subraya Domínguez. "Durante dos años, la policía ha venido dos o tres veces por noche para controlar si teníamos licencia o el aforo de la sala", asegura, aunque la única denuncia que han recibido es por no tener una rejilla en el conducto del aire acondicionado. Sin embargo, finalmente han tomado la decisión de echar la persiana y dedicarse a la promoción de conciertos y, quizá en un futuro, un local con conciertos diurnos.