El 72,9% de los actores no puede vivir de su trabajo

El 55% de los actores y bailarines no alcanzan el salario mínimo interprofesional.

Imagen de archivo de una obra de teatro
Escena de la obra de teatro 'Anomia'

El 72,9% de los actores españoles no puede vivir exclusivamente de los ingresos que percibe por su actividad empresarial, y el 65% de ellos ni siquiera logra trabajar más allá de tres meses al año.


Estos datos se desprenden del Estudio y diagnóstico sobre la situación sociolaboral de actores y bailarines de España, elaborado por la Fundación Aisge, Sociedad de Gestión de Derechos de Autor de directores de escena, dobladores, actores y bailarines, a lo largo de 2012.


El estudio, encargado al Colectivo IOÉ, empresa especializada en estudios sociológicos, bajo la supervisión de la Fundación Aisge, es el segundo que realiza esta sociedad, que ya elaboró uno anterior en el periodo 2004-2005.


De las 1.201 encuestas pormenorizadas realizadas a intérpretes repartidos por todo el territorio nacional -639 hombres y 562 mujeres-, se desprende que solo el 27% reconoce haber contado con empleo "suficiente" en los últimos quince años.


Así, el 55% de los actores y bailarines no alcanzan el salario mínimo interprofesional (645,30 euros mensuales) con sus trabajos en el sector, por lo que, según el estudio, sin ingresos de otra índole estos profesionales se encuadrarían "por debajo del umbral de la pobreza".


Según el estudio, de entre los trabajadores en paro en el momento de realizar la consulta, un 28% no recibía ningún tipo de prestación, y el 15% de ellos carecían de cualquier ingreso propio.


Llegados a la edad de jubilación, el 42% se acoge a ella a los 65 años, y en el 34% de los casos reconocen hacerlo "por necesidad", al no haber encontrado oportunidades laborales para continuar en activo.


En el lado contrario, un 19% de artistas en mantienen en activo después de los 65 años, porque cuentan con "buenas perspectivas laborales".


Según la encuesta, realizada entre 729 actores, 356 actores de voz (dobladores) y 117 bailarines, "las incertidumbres propias" del oficio interpretativo "se han agravado sensiblemente" con la crisis económica, y los actores tienen "menos oportunidades" de trabajar y, cuando lo logran, suele ser "en peores condiciones" que en años precedentes.


Los artistas jubilados españoles han cotizado una media de 28 años, y el importe medio de sus pensiones es de 919 euros, aunque la diferencia entre sexos es significativa: 994 euros para los varones y solo 778 euros para las mujeres.


Además, se amplia la horquilla entre los que más y los que menos ingresos perciben por jubilación, de forma que a un 21% les queda una jubilación superior a los 1.200 euros, mientras que un 16% cobra menos de 400 euros mensuales.


Según el estudio, la labor asistencial de la Fundación Aisge con los jubilados ha pasado de ser "relevante" a constituir "el principal sustento" para muchos actores y bailarines españoles.


Así, mientras que en 2005 el complemento que otorgaba la Fundación alcanzaba al 17% de los jubilados, en 2012 esta prestación llega al 44% de los mayores.


Respecto a las condiciones de trabajo de los profesionales de la interpretación, aunque la situación no se considera mala en términos absolutos, "abundan las condiciones abusivas": mientras que un 87 por ciento trabaja habitualmente con un contrato de por medio, un 6 por ciento de empleados no tiene ningún tipo de contratación.


En cuanto a la duración de la jornada, no se respetan los máximos del convenio de televisión en el 27% de los casos, y las cantidades percibidas por los trabajos artísticos en el 13% de los casos son inferiores "a los mínimos estipulados".


Además, el 23% denuncia "problemas habituales" a la hora de conseguir que la empresa le inscriba de alta en la Seguridad Social, algo que el 7% "nunca" ha conseguido.


Para sindicatos y representantes de actores, es "evidente" que las condiciones laborales son ahora más precarias que hace una década, y se aprecia al alza la figura del actor 'kleenex', el intérprete novel, con escasa formación y experiencia, cuyo paso por el mundo artístico tiende a ser cada vez más pasajero.