Dos meses después de su muerte

Homenaje a José Luis Borau entre amigos

El Aula Magna del Paraninfo de Zaragoza acogió este miércoles un homenaje a la figura del director y productor José Luis Borau.

Los amigos del director participaron en la presentación del libro 'José Luis Borau. La vida no da para más'
Homenaje a Borau entre amigos
GUILLERMO MESTRE

Una reunión de amigos y buenos conocedores de la vida y obra de ese gran director y productor arriesgado, entre otras facetas, que fue José Luis Borau se convirtió este miércoles en el Aula Magna del Paraninfo de Zaragoza en el mejor homenaje público que podía recibir este intelectual dos meses después de su muerte. Una sesión muy especial del ciclo 'La buena estrella' sirvió para presentar el retrato personal que de él dibuja Bernardo Sánchez en el libro 'José Luis Borau. La vida no da para más', con el que murió en las manos, y para evocar anécdotas de su periplo vital y profesional, unas más conocidas que otras, que uno nunca se cansa de escuchar.


La vicerrectora de Cultura y Política Social de la Universidad de Zaragoza, Concha Lomba, presentó a un Borau, al que conoció en Madrid en 1987, "escrupuloso y meticuloso con su trabajo" del que resaltó su faceta de "gran conocedor del arte y gestor cultural". "No se sentía reivindicativo, pero era una de las personas más reivindicativas que conozco", aseguró. Este talante luchador también lo destacó la periodista y crítico de cine de HERALDO DE ARAGÓN, Carmen Puyó, quien recordó cómo salió mostrando sus manos blancas en la gala de los Goya de 1998 para condenar el terrorismo de ETA y la intolerancia. "No era un gesto ni una pose, era el Borau auténtico", concluyó.


Una pequeña porción de esos muchos José Luis Borau de los que se puede hablar la fueron desvelando los tres catedráticos de la Universidad de Zaragoza que tomaron parte en la velada. Agustín Sánchez Vidal, catedrático de Historia del cine y otros medios audiovisuales y una de las mayores autoridades en su obra y figura, descubrió a un hombre "en el fondo solitario" que disfrutaba como nadie en Los Ángeles. "Esta ciudad era para él una tierra de nadie, lo que en sus películas se traduce en los polígonos. Podía sobrellevar un grado de soledad que la mayoría sería incapaz de soportar", dijo sobre él.


Su labor como académico en cuatro instituciones y como docente "exigente y hueso" la repasó con buen humor el catedrático de Historia Antigua, Guillermo Fatás, quien subrayó "su jovialidad proverbial y su gran sentido del humor, que fueron su mejor medicina". Por su parte, el catedrático de Literatura Española José Carlos Mainer contó cómo sin quererlo se convirtió en el personaje del último cuento publicado por Borau en vida '¿Jugamos, profesor?', incluido en el libro colectivo 'Para Mainer'. Puso la lupa sobre tres obras del intelectual zaragozano: las películas 'Mi querida señorita', "uno de los mayores acontecimientos de la vida española" y 'Furtivos', "un hito en la comprensión que los españoles tuvieron de sí mismos" y en el novela corta 'El amigo de invierno', "una de las más espléndidas de la literatura española".


El autor de 'José Luis Borau. La vida no da para más' definió su genio y trayectoria como "un río con muchas corrientes en las que estuvo bañándose" y una vida dedicada al cine. Bernardo Sánchez puso voz a uno de los últimos sueños de este humanista que algún día espera que se cumpla: el estreno de la versión teatral de 'Mi querida señorita'.