Trece al sol de... Patricia Esteban

"En bares ya venden lotería de navidad: adiós, verano, adiós"

Patricia Esteban Erlés (Zaragoza, 1972) es profesora y escritora. Especialista en el cuento corto, lleno de inquietud y terror, publicará próximamente ?Casa de muñecas?, con dibujos de Sara Morante.

La escritora Patricia Esteban Erlés
"En los bares ya venden lotería de navidad: adiós, verano, adiós"
DANIEL MORDZINSKI

1.¿Qué hace una escritora en verano?

-Incumplir sistemáticamente todas las promesas que se hizo durante el resto del año. Escribir menos, dormitar cuando se pone a leer el libro que tanto le seducía desde la estantería... Se defrauda a conciencia, y se siente muy bien haciéndolo.


2. ¿Dónde suele veranear?

-Me gusta escaparme a ciudades queridas, como Madrid, pero sobre todo suele veranear en playas mediterráneas. Disfruto mucho con la simple idea de poder beber un zumo de naranja enfrente del mar y pensar que tengo unos cuantos días de sol y tranquilidad por delante.


3. ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?

-Una décima parte de mí es de playa, las otras nueve de ciudad. No tuve pueblo de niña, o muy poco, y me cuesta adaptarme a tanta calma y a ese tiempo largo que se vive en ellos.


4. ¿Qué hace diferente al resto del año? ¿Cuál es el menú de un día perfecto?

-Duermo más, me tomo más tiempo para casi todo y me encanta estar en casa, con mis perros, oyendo discos mientras escribo, sin planear nada, esperando a que los planes surjan solos y me pillen desprevenida.


5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida? ¿Y la ciudad?

-Nueva York. Me temo que no he vuelto aún de allí y me preocupa. Recuerdo perfectamente la luz de la tarde hundiéndose en la espalda de un ciclista, a Al Pacino representando ‘El mercader de Venecia’ en Central Park, la tienda de Manolos, con más cola en la entrada que el MOMA...


6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. Al amor y a los ritos de paso. ¿Cómo fue esa época?

-Con el tiempo se ha ido tiñendo de un ambiente onírico. A veces creo que cosas que viví las he soñado, me pasa con lugares, como un pub en las afueras de Zaragoza en el que nadie más que yo parece haber estado, con gente, canciones... Era bonito pensar que todo estaba por hacer.


7. ¿Cuál es el recuerdo de entonces que más le persigue?

-Me acuerdo mucho de la entrada del concierto de U2 que una amiga muy querida compró para que fuéramos las dos. Justo entonces encontré un trabajo de verano y ella debió revenderla en Linacero. Esa amiga murió poco después y nunca fuimos al concierto. Siempre que oigo a Bono me parece que me lo reprocha amablemente.


8. ¿Qué tipo de lecturas u otras actividades realiza en estos días? ¿Cómo encara la publicación de ‘Casa de muñecas’ (Páginas de Espuma), ilustrado por Sara Morante?

-Estoy tratando de congraciarme con libros comprados pero no leídos que esperan desde hace tiempo en la estantería. Una antología de nuevos cuentistas norteamericanos que encontré en Internet, titulada ‘Habrá una vez’, ‘Aquí no eres un extraño’, de Adam Haslett, ‘Los inconsolables’, de Ishiguro... ¿‘Casa de muñecas’?

Afronto el estreno del libro con Sara Morante como el de un vestido maravilloso que apetece mucho sacar por fin del armario, aunque eso suponga que nunca más será solo mío del todo. Es un proyecto muy querido del que he disfrutado enormemente y estoy muy satisfecha y contenta de cómo ha quedado y de haber podido colaborar con una artista tan grande como Sara Morante.


9. ¿Un fetiche de un verano inolvidable?

-La película ‘Los inmortales’, que vi en vídeo en casa de mi primer novio. Recuerdo cuando sonaba la canción de Queen mientras el gran amor del protagonista iba envejeciendo y él permanecía siempre joven. Me parecía el dolor más grande e injusto de todos, y lloraba como una magdalena.


10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?

-Creo que cada verano alguien se convierte en mi personaje porque se muere y entonces descubro lo triste que es saber que ya no estará. El pasado, por ejemplo, fue Amy Winehouse, hace tres Michael Jackson. Es como si llegaras demasiado tarde a pedirles una cita.


11. ¿En qué han cambiado los veranos con internet? ¿Y con la crisis?

-El tiempo se acorta y se estrecha, con la primera, se alarga y enrarece con la segunda. Así que puedes entrar en una paranoia infernal si no buscas alternativas y coinciden las dos en el tiempo y el espacio. La crisis si algo bueno tiene es que desarrolla la creatividad y el ingenio, y saboreas con gusto pequeños placeres o formas de ocio que antes te hubieran parecido poca cosa. Yo me he inventado un postre llamado Titanic, café con bola de helado de vainilla que se hunde poco a poco. Un paisaje dentro de un vaso al alcance de cualquiera, aunque no es conveniente abusar, algunos icebergs engordan más que otros.


12. Si tuviera que resumir el verano en un ‘tuit’, ¿qué diría? O mejor aún, ¿cuál sería el microcuento del verano?

-En los bares ya venden lotería de navidad: adiós, verano, adiós.


13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?

-Perdí en un mes de julio el único manuscrito que tenía de mi primer libro de cuentos. Lo dejé olvidado en una cafetería y no estaba cuando volví a buscarlo. Me dio tanta rabia que lo reescribí de memoria en unos pocos días, por miedo a que se me olvidara. Nunca apareció aquel cuaderno lleno de anotaciones y que siempre recuerdo como mucho mejor que la vaga copia que fui capaz de reconstruir. Prefiero que sea así, es romántico pensar que alguien se lo quiso quedar, y de paso me permite mantener la ilusión de perfección perdida que guardo de él y que con toda seguridad no pasa de eso, de una ilusión masoquista.