Trece al sol de... Luis Rabanaque

"El verano es la estación de pasiones sin freno"

Luis Rabanaque es actor de cine, teatro y televisión. Encarna a Roque en el programa de humor ?Oregón Televisión?. Es un estupendo fotógrafo.

Luis Rabanaque
"El verano es la estación de pasiones sin freno"
MALENA RABANAQUE

1. ¿Qué hace un actor en verano?

-Pues en teoría hacer bolos, pero tal como está la cosa... Andamos en este momento preparando un proyecto teatral para la vuelta del verano. En cuanto refresque, lo contamos.


2. ¿Dónde veranea?

-He ido cambiando. Mezclando pueblos “familiares” (Monzón, Pozuel del Campo, Santed) con destinos como Cantabria, Galicia, Asturias, País Vasco, Navarra, Pirineo Aragonés... Puedo seguir un buen rato, porque claro, 45 veranos dan de sí.


3. ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?

-En exclusividad, de ninguno. Allá donde se esté bien, valiente rato. Quizás más de montaña, pero con olor a mar.


4. ¿Más de montaña, entonces?

Como digo, no me quedo con uno solo. Si hago un retrato robot de vacaciones molonas, me quedo con un pueblo o pequeña ciudad, ubicado en la cornisa cantábrica, con el mar de frente y a la espalda la montaña. Y por decir un sitio, Asturias, pero me vale también Ushuaia si alguien tiene el capricho de invitarme; no me provoca el menor empacho desdecirme.


5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?

-Muchos, pero quizás, mi primer viaje a Praga, hará como 20 años. Por una parte, fue emocionante descubrir una ciudad espectacular que recién salía de detrás del muro. Salí de Zaragoza en autobús con un amigo, pero por el camino fuimos sumando gente. Despiporrantes aventuras en un escenario tremendo. Para escribir un libro.


6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia, a los ritos de paso. ¿Cómo fue esa época?

-Estupenda e intensa, como la de todos los chavales. Recuerdo los veranos de tortilla de patata y porrón de cerveza con gaseosa en el Stadium Venecia. Torrero era como en un pueblo, todo el día con la muchachada jugando al fútbol, montando en bici, los primeros cigarrillos, las primeras citas con las chavalas, las películas de reestreno en el cine Torrero... También recuerdo las fiestas en Pozuel, el pueblo de mi padre, las peñas, las orquestas en los remolques, o la casa de mis tíos en Monzón, junto a la vía del tren. A mí particularmente, me activa mucho la memoria el olfato (raro sería lo contrario, con semejante nariz). Días atrás, en una tarde de chicharra horrorosa, pasaba junto a unas higueras y me venía toda aquella época a la cabeza. Será porque jugábamos a fútbol encima de alguna higuera, o subíamos en bici a las higueras, o comíamos higos en el cine Torrero... No recuerdo bien el porqué, pero me vino a la cabeza.


7. ¿Cuál es su mejor recuerdo de vacaciones?

Muchos, pero si me quedo con uno, el verano en el que preparé las pruebas de acceso a la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza. En ese momento comenzó una experiencia muy intensa. Y aquellos días arrancaron fantásticas amistades que hoy conservo. Entre otros, buena parte de mis compañeros de trabajo actuales.


8. ¿Qué tipo de lecturas, u otras actividades, realiza estos días?

-Sigo leyendo mucho, sin diferencia con el resto del año. Particularmente en este momento ando con un libro de Anna Gavalda, autora francesa, y a la par con otro de correspondencia de Julio Cortázar. Intento además aprovechar la oferta de ocio teatral, musical y cinematográfico que se oferta en espacios veraniegos.


9. ¿Qué libro, qué película o qué montaje están asociados a un verano inolvidable?

-Quizás los libros de los ‘Cinco’ cuando empecé a leer de chaval. Fue mi despertar a la lectura y comencé a disfrutar como un loco de ella. Cuando algún día repaso las páginas aún me salen migas (aquellos bocadillos de margarina con azúcar, cosica sana). Algo que marcó mi futuro profesional fue ver a Tricicle con su ‘Slastic’ en el Anfiteatro del Rincón de Goya. ¡Qué bueno el calvo de los Tricicle!


10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de sus veranos?

-Precisamente la lectura, en general. Cuando estudiaba, esperaba aprobar todo para dejar unos libros y coger los otros. Y en vacaciones de trabajo, otro tanto.


11. ¿En qué han cambiado los veranos con internet?

-Algo los ha cambiado, para bien y para mal. Supone una ventana enorme a información de todo tipo. Da la posibilidad de preparar un viaje, de entrar en contacto con personas y colectivos, de seguir a gente interesante. Pero también enreda más de la cuenta. Ahí tienes a la chavalería, esperando su turno en el ordenador del teleclub del pueblo para consultar el tuenti. ¡Mecachis en los mares del sur! ¡Más bicicleta y aventuras y menos tuentis, muchachada!


12. ¿Cómo resumiría en un tuit el espíritu del verano?

-Verano es la estación de fantásticas conversaciones sin fin, pasiones sin freno, disfrute sin horarios. Lástima que haga tanto calor, cojona.


13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?

Estábamos de gira rural con un montaje y actuábamos en un pueblo de Teruel. Yo hacía de galán y para ello (y por razones que no vienen al caso) llevaba un precioso bisoñé. En un momento dado, tenía que dar una voltereta en el escenario y con mi habilidad para las acrobacias me veía obligado a apoyar la cabeza en el suelo. Pues bien, esto es lo que hice y en cuanto me levanté, advertí un compendio de detalles (frescor en la cabeza, público que se doblaba sobre su estómago, compañeros de reparto que fingían que lloraban en escena...) que me llevaron a una misma conclusión: la peluca se había pegado al suelo cual si se tratara de velcro, y yo me enfrentaba al público desde proscenio con un sorprendente cambio de imagen. ¡Bello momentazo teatral!