Opinión

Luis Marquina, un enamorado de Aragón

La librería Hesperia ha sido un establecimiento especial: una exaltación de la libertad de la palabra y del entusiasmo por la buena edición.

Luis Marquina ha sido uno de los libreros clásicos de Aragón con Inocencio Ruiz, José Alcrudo, de Pórtico, y Víctor Bailo, de Libros, entre otros, y como alguno de ellos ha sido un hombre de múltiples saberes, desde la política hasta las brujas, desde los historiadores hasta los escritores, de lo que daba cuenta en sus catálogos primorosos, siempre llenos de matices, de noticias raras y curiosas. Luis era ingenioso, ocurrente, y establecía guiños cómplices con sus lectores: siempre les seducía con un dato del libro, del autor o del contexto.


Luis Marquina, un enamorado de Aragón que poseía un peculiar sentido del humor y una gran discreción, heredó la pasión de su padre Santiago Marquina, fundador de la Biblioteca Moncayo en Jarque: allí estudiaban historiadores e investigadores y eran tratados con afabilidad. Luis fue un librero de referencia desde su librería Hesperia, centrada en las Humanidades y en los temas peninsulares, que seguía vendiendo por catálogo libros de viejo. Le apasionaban los viajes: tenía un vínculo muy especial con Portugal y su curiosidad por el mundo le había llevado hace apenas seis meses a Sicilia. Su local, donde trabajaba también su mujer Nati Murlanch y luego su hija Nativel, era una exaltación de la palabra y del compromiso con la democracia, y la rica y variada complejidad de la vida española.