LA RECOMENDACIÓN

Ginsberg, el poeta que gritó por todos

Sexto Piso publica ?Aullido? del escritor underground, ilustrado por Eric Drooker, que hizo los dibujos de la película de animación sobre el gran poema.

Drooker y Ginsberg
Ginsberg, el poeta que gritó por todos

Allen Ginsberg (1926-1997) es uno de los grandes poetas norteamericanos del siglo XX. Perteneció a la ‘Beat Generation’ con Jack Keroauc, Neal Cassady, Grigory Corso o William S. Burroughs, entre otros. Persiguió la libertad y la verdad, fue un viajero constante, atraído por el budismo, que sería expulsado de Cuba por su defensa de los homosexuales. Defendió su libertad sexual en su vida y en su obra; amó fugazmente a Neal Cassady (uno de los animadores del grupo: falleció en 1968), aunque el gran amor de su vida fue Pierre Orlovsky. Se sentía heredero de William Blake y de Walt Whitman, se sentía romántico y modernista, y quiso ser un poeta de impacto, atrevido, capaz de denunciar en voz alta los males del mundo. Era un enamorado del jazz y de diversas drogas, y le encantaba recitar para la gente: solía hacerlo ante las multitudes con un altavoz, se grababa y luego rescribía los poemas.


En 1956, aquel poeta frágil, de gafas de pasta, de apenas treinta años, sorprendió a todos sus amigos y a la sociedad norteamericana con un libro, ‘Howl and Other Poems’ (Aullido y otros poemas), que publicó en una pequeña editorial de San Francisco. El libro fue prohibido porque era blasfemo, explícito en lo sexual, escandaloso para la época. Pronto se convirtió en un libro de culto: un poemario que era como un vómito, un grito de denuncia y también un descenso a los infiernos. El poeta había bajado a los territorios de la soledad y del espanto, de la depravación y de la devastación, había conocido atmósferas sórdidas y siniestras, se había enfrentado al horror de un mundo nuevo de rascacielos, un mundo deshumanizado y cruel. Y entre sus páginas también había una plegaria de amor, de bondad, un cántico a la esperanza en medio de la ira y del drama. El eco de ese poemario es incuestionable.


Muchos años después, cuando Ginsberg era un mito contemporáneo vivo, se cruzó con el pintor y artista callejero Eric Drooker. Ginsberg le contó que había arrancado los carteles suyos que había visto por las calles. Colaboraron en un libro, ‘Iluminated Poems’, y empezaron a pensar en un proyecto para ‘Aullido’: en 2010, algunos años después de la muerte de Ginsberg, se hizo una película de animación DE Rob Epstein y Jefrrey Friedmann, basada en su trabajo, y se publicó el libro ‘Aullido’, que traduce en España Sexto Piso.


Eric Drooker plasma a las mil maravillas el viaje infernal, dividido en tres partes de Ginsberg: esa aventura por el filo de la aniquilación y de la podredumbre, del erotismo y de la búsqueda, aunque la travesía discurre por un lugar que se parece mucho a los Estados Unidos, tal como resaltó William Carlos Williams. Los dibujos de Drooker, resueltos con un colorido vívido y cautivador, son espléndidos: de índole fantástica y onírica, de atmósfera muy narrativa y muy variados, y destacan especialmente en algo que le perturbaba a Ginsberg: la mole de los rascacielos.


Este libro es un buen regalo de Navidad. Es un libro que llora y grita con y por todos y que empieza así, en esta traducción de Rodrigo Olavarría: "Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas..."




Aullido. Allen Ginsberg. Ilustraciones de Eric Drooker. Traducción de Rodrigo Olavarría. Sexto Piso. Barcelona, 2012. 224 páginas.