FESTIVAL DE CINE

La virulencia de Harrelson y la comedia argentina

La directora argentina Ana Katz ha presentado este jueves en el Festival de San Sebastián la amable comedia 'Los Marziano', protagonizada por Guillermo Francella y Arturo Puig, justo después del golpe seco de cine negro de 'Rampart',

La directora argentina Ana Katz en San Sebastián
La virulencia de Harrelson y la comedia argentina conviven en San Sebastián
RAFA RIVAS

La directora argentina Ana Katz ha presentado este jueves en el Festival de San Sebastián la amable comedia 'Los Marziano', protagonizada por Guillermo Francella y Arturo Puig, justo después del golpe seco de cine negro de 'Rampart', recital de Woody Harrelson según un argumento del gran James Ellroy.


Las excentricidades de "Los Marziano", 2 hermanos interpretados por Guillermo Francella y Arturo Puig, toman como base un fértil escenario para el último cine latinoamericano: los barrios residenciales de lujo que, desde 'La zona' hasta 'Las viudas de los jueves', han servido de microcosmos para el análisis sociológico.


"Me interesaba la idea de un sitio en el que se pretende controlar todo totalmente. Contener, garantizar un sosiego, pero por la simple razón de que allí viven personas nada puede ser perfecto", explica Katz, que también otorga un cameo a su pareja sentimental, el uruguayo Daniel Hendler.


Luis y Juan Marziano son 2 hermanos que, como tantos otros no se hablan y, como tantos otros también, partiendo de una misma educación han descodificado la vida de manera totalmente opuesta: uno hacia la bohemia y otro hacia la responsabilidad.


"Juan en un colgado, una persona que tiene un problema neurológico pero está más interesado convertir unos viejos casetes a archivos digitales que en saber cuál es su diagnóstico", explica Francella, quien en la película deja un día de relacionar unas letras con las otras y, en consecuencia, no puede leer.


Luis, por su parte, "es el proveedor de la familia en cuanto al dinero y espera que eso se le devuelva en afecto", una fórmula que, cuando no funciona, le hace obsesionarse con unos pozos que han surgido en el campo de golf en la urbanización y que ponen en peligro la integridad física de los vecinos.


Katz, que escribió este guión precisamente con su hermano, mantiene con corrección el equilibro entre lo dramático y lo cómico, apostando por la acidez. "No quería hacer burla, sino plasmar algo que me resultara doloroso pero a la vez hiciera alguna gracia", ha explicado.


Y, de esta manera, a través de sus problemas, los hermanos se van acercando entre sí gracias a su imperfección. "He querido generar la mayor intimidad posible entre el espectador y los personajes pero sin explicaciones adjuntas sobre las emociones", ha concluido Katz.


Pocas explicaciones necesita también el policía Dave Brown, interpretado por Woody Harrelson, para desplegar su aterrador carisma en "Rampart", cinta que llega aplaudida desde el Festival de Toronto y que, dirigida por Oren Moverman, no ha sido defendida por ningún miembro del equipo en San Sebastián.


Basada en un argumento del novelista James Ellroy, autor de la resurrección del cine negro a finales de los noventa con 'L.A. Confidencial', 'Rampart' tiene más similitudes, en cambio, con 'Terriente corrupto', de Abel Ferrara, o con su reinterpretación libre por parte de Werner Herzog.


Virulenta reflexión sobre un policía de Los Ángeles que tiñe de agresividad cada lugar por el que pasa y que, además, justifica sus actos con una peligrosísima superioridad moral, Harrelson hace de la cinta su patio de recreo y transmite con un magnetismo arrollador la neurastenia de su personaje.


Con frases como "no soy racista, odio a todo el mundo por igual", pero con una evolución hacia el desmantelamiento de su filosofía vital tan vehemente como descorazonadora, el intérprete de 'El escándalo de Larry Flynt' devora la pantalla aunque también cede momentos de intensidad a los espléndidos secundarios, entre los que destacan Ned Beatty y Robin Wright.


Emparentada con últimas muestras de cine negro seco y contundente que se proyectan en la retrospectiva 'American Way of Death', este filme a concurso ha sido recibido con opiniones divididas, entre los que vieron un enésimo retrato del abuso de autoridad y los que disfrutaron de un ejercicio de estilo de un nervio impecable.


Finalmente, al calor del prestigio cosechado en el cine griego tras el éxito de 'Canino', de Yorgos Lanthimos, pero sin tener nada que ver con aquella cinta, se ha proyectado como cierre del tríptico a competición la tragicomedia 'Adikos Kosmos', de Filippos Tsitos.