Construir la revolución

La exposición de Caixa Forum en Madrid nos ofrece una visión atractiva que relaciona arte y arquitectura en la Rusia de 1915 a 1935. Período de gran intensidad creativa que se caracteriza por sacudir estereotipos del pasado en materia artística y crea el caldo de cultivo para generar uno de los momentos vanguardistas más prolíficos y deslumbrantes de la historia del Arte. La debilidad del contenido de la exposición radica en que el material expuesto proviene de dos colecciones (algo cerrado y limitado) y se pueden echar en falta algunas piezas fundamentales y claves del período, lo cual limita el contenido de la muestra. No obstante, de una lectura atenta y con la abundancia de material expuesto confirman la tesis avalada en la introducción del catálogo relacionando y fusionando Arquitectura y Arte en su sentido más extenso. La exposición se estructura en base a dos apartados que unidos conforman el paquete expositivo.

Arquitectura

De un lado el material arquitectónico perteneciente al Museo Estatal de Arquitectura Schúsev de Moscú. Esta parte de la exposición organizada por tipos de edificios (casa comuna, fábricas, club trabajadores …) presenta los años más relevantes de la arquitectura soviética por medio de fotografías antiguas, maquetas y complementadas con otras fotos actuales realizadas por el artista Richard Pare. En ella se contemplan proyectos constructivistas, productivistas y de estilo internacional que fueron la evolución lógica de un proceso dialéctico que nace con presupuestos radicales y termina con planteamientos racionalistas Seis epígrafes desarrollan temáticamente el contenido arquitectónico de la muestra.

El primer apartado ‘Gobierno y Comunicaciones’ hace referencia al control del Partido Comunista sobre las comunicaciones y el Poder; siendo la obra más emblemática el proyecto nunca llevado a cabo de la propuesta del Monumento a la Tercera Internacional (1920) de Tatlin, y la que sí se materializó fue la Torre de radiodifusión Shábolovka (1922), una innovadora estructura proyectada por V. Shújov que representa dignamente el mas puro estilo constructivista de la época.

El segundo tema es la ‘Industria’; la revolución y la guerra civil causaron estragos en la economía soviética y la década de 1920 se centralizó en la planificación económica, básicamente en la colectivización de la agricultura, la industria pesada y la electrificación del país. Uno de los edificios más significativos es la fábrica textil Bandera Roja (1925) en San Petesburgo. El tercer punto lo constituye la ‘Vivienda’; el modelo socialista promovió la planificación de complejos residenciales a gran escala generando proyectos radicales como las casas comuna de Guizburg en Moscú o la comuna de estudiantes del Instituto textil de Moscú de Nikolayev. Excepcionalmente a Melnikov se le permitió proyectar y construir una casa para su familia. En ‘Educación, Salud y Ocio’ la voluntad de erradicar el analfabetismo, la sanidad universal y la difusión de las ideas socialistas se materializaron en la construcción de nuevos centros educativos, hospitales y clubes de trabajadores.

Finalmente un apartado específico para el Mausoleo de Lenin, Vladimir Ilich Lenin (1870-1924). El mausoleo diseñado por Schúsev que realizó tres proyectos sucesivos para acoger el cuerpo embalsamado del líder, venerando así los restos mortales del fundador del socialismo ruso a la vez que proclamaba el compromiso del Estado soviético con la doctrina leninista.

Arte

La parte artística pertenece a la Colección Costakis. El conjunto subraya el hecho de que durante los años de la vanguardia rusa existía una fuerte correlación entre pintura y arquitectura. Todos los artistas identifican un nuevo lenguaje visual que determina la búsqueda de un arte desprovisto de formas naturalistas o figurativas así como un medio para presentar la tercera dimensión y una impresión dinámica en una superficie bidimensional. Obras de Klutsis, Kliun y Stenberg aluden explícitamente a la arquitectura.

Malévich y Rodchenko exploran la posibilidad de transformar el arte bidimensional en construcción. En 1915 ‘La última exposición futurista 0.10’ celebrada en San Petersburgo, se presentó el incunable de la pintura suprematista de Malevich: ‘Cuadro negro sobre fondo blanco’. Inició la salida para el desarrollo de todos los movimientos artísticos que marcaron indeleblemente la historia del arte ruso. El suprematismo de Malevich marca la pauta de una nueva estética en donde del realismo objetual se ha pasado al inmaterialismo para construir un nuevo mundo espiritual y utilitarista.

Malevich, defensor de la supremacía de las sensaciones puras, propició un nuevo planteamiento de la sensibilidad que desde una base geométrica evoluciona hasta la más completa objetualidad. El credo suprematista alcanza su zenit en 1920, en el Instituto Vitebsk que funda el grupo UNOVIS (instauradores del arte nuevo) este grupo propugnaba que la estructura de la obra artística se fundaba en unidades geométricas de superficies cromáticas dispuestas en equilibrio dinámico. Fruto de la labor difusora del Instituto encontramos la obra de El Lissitski con sus propuestas de salas constructivistas, el boceto para PROUN 6B (proyecto para la formación de lo nuevo), o las Arquitectonas de Malevich (construcciones blancas integradas por prismas unidos que conforman verdaderos edificios plásticos y tridimensionales). Ambos planteamientos constituyen el paso a la edificación de la concepción pictórica del artista.

La fertilidad creativa en el campo del arte y la arquitectura entre 1917 y 1935 alcanzó cotas muy elevadas. Tras la revolución en 1917 los líderes habían permitido y estimulado experimentos de diferentes grupos artísticos y acalorados debates vanguardistas entre ellos. En síntesis, la exposición presenta una amalgama de piezas suprematistas, constructivistas y productivistas que nos ofrece una visión acertada de la realidad plástica del período heroico de las vanguardias rusas.