MÚSICA

Pilar Belaval: «Si triunfar es conseguir lo que uno quiere, yo intento lograrlo trabajando»

La cantante aragonesa protagoniza el auto sacramental de Calderón de la Barca 'El año santo en Madrid', que se representará en la capital española con motivo de la visita del Papa.

Pilar Belaval canta este verano en Madrid
Pilar Belaval canta este verano en Madrid
ENRIQUE CIDONCHA

Quizá sea Pilar Belaval el secreto mejor guardado del canto lírico en Aragón. Y es que ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Madrid y apenas ha tenido oportunidades de cantar ante su público. A mediados de agosto dará vida a uno de los principales papeles de 'El año santo en Madrid', auto sacramental de Calderón de la Barca que será uno de los actos culturales más importantes organizados en la ciudad con motivo de la visita del Papa.


¿Actriz o cantante?

Yo soy mezzosoprano lírica; canto ópera y zarzuela, aunque he hecho también musical y teatro porque he estudiado arte dramático.


En cierta medida, es autodidacta. No ha pasado por un conservatorio, como la mayoría de los cantantes de su generación.


No. Yo he estudiado, solfeo, música y canto con mi padre, Emilio Belaval. Él ha sido tenor, ha cantado en los principales auditorios de todo el mundo, y desde hace muchos años se dedica a la enseñanza. ¿Por qué no podía aprender con él? No es que tenga nada en contra de la enseñanza oficial ni de los conservatorios. Simplemente es que, en su momento, me pareció innecesario buscar fuera de casa lo que ya tenía dentro.


Ya, pero ¿el currículum?


Pero es que yo no soy de las que lanzan el currículum por delante. Mi carta de presentación es mi propio trabajo. Me gusta mucho lo que hago, tengo la suerte de vivir de ello y no me quejo: lo que cuenta es subirse a un escenario, y cada día que consigo hacerlo me parece maravilloso. Quizá a mucha gente le resulte extraño que yo tomara la decisión de no ir al conservatorio, pero es que a mí me ha ido todo un poco rápido. Mi primera ópera me llegó a los 19 años, en Madrid, y enseguida me surgieron más trabajos. Estuve un par de años entre Madrid y Zaragoza, acabando mis estudios de arte dramático porque lo consideraba necesario. Desde los 21 estoy en Madrid y, como nunca me ha faltado trabajo, ya no he tenido la oportunidad de hacer otra cosa.


Empezó a estudiar tarde, en eso también se sale de lo normal.

No tanto. No es muy conveniente empezar a trabajar la voz antes de que esté plenamente desarrollada; al menos yo lo veo así. En casa, en realidad, no querían que me dedicase a cantar, preferían que estudiase una carrera universitaria. Mi padre me enseñaba solo música. Un día, cuando tenía 16 o 17 años, le dije a mi padre que me cansaba de escuchar a la gente cantando en casa, que yo también quería probar. No empecé a tomármelo en serio hasta tiempo después. En ese momento, a mí lo que me gustaba era el teatro, aunque veía los dos mundos muy unidos. Pensaba que me vendría bien saber algo de canto para cuando acabara mis estudios de arte dramático.


¿Cómo es su voz?


Creo que ha evolucionado muy rápido. De joven ya tenía una voz hecha y muy grande, pero ha ido ganando en graves, en fuerza, en color: es más oscura. Soy mezzosoprano lírica, pero mi voz sigue creciendo y cada vez coge más graves y más cuerpo.


Algún crítico asegura, 'sotto voce', que usted podría ser la 'Carmen' del futuro.


Me parece un poco exagerado, aunque tengo que reconocer que el personaje me encanta. Es un 'juguete' para cualquier mezzo.


¿Con qué personajes se siente más a gusto?


Rossina, de 'El barbero de Sevilla'; Dorabella, de 'Così fan tutte'; Charlotte, de 'Werther'. Ahora me estoy preparando la Dalila de 'Sansón y Dalila'. Y en zarzuela hay muchos personajes que me gustan.


La lírica está ahora más difícil que nunca.


Es difícil vivir de la lírica, pero no imposible, y eso que este año, con la crisis, se ha notado mucho el 'bajón'. Pero no hay que desfallecer ante los malos tiempos: solo el que está al pie del cañón logra recoger los frutos.


Ahora lo que cuenta es ser 'guapo' o 'guapa'.


Parece que influye, pero no es definitivo. Lo primero es tener una buena voz; luego, la preparación musical y poseer buenas dotes actorales. La belleza puede ayudar... pero también hay gente que en el escenario se transforma. Yo soy de las que piensan que la energía se puede convertir en belleza. Por ejemplo: hay cantantes que, cuando actúan, buscan un punto fijo en el aire y miran allí todo el rato. Así pueden mantener la concentración. Pero yo no puedo hacer eso: necesito mirar a los ojos de la gente, es algo que me apasiona. Y si veo que están disfrutando con la representación, aún lo hago mejor. Lo importante es conectar con el público.


¿La zarzuela es un plato menor?


Ni mucho menos. Recuerdo perfectamente la primera que estrené en Madrid, 'El bateo'. Fue hace seis años: llegué, di una audición y me contrataron. A mí es un género que me gusta mucho: no es un arte menor. Estoy en la compañía Innova Lyrica y cantamos mucha zarzuela. Ahora, en noviembre, estrenaremos una 'Luisa Fernanda' muy especial porque vamos a trabajar con la partitura completa, con una romanza y otros pasajes que se eliminaron.


Con la zarzuela no se 'triunfa'.


¿Cómo que no? Y, además, eso a lo que la gente llama 'triunfar', ¿qué es? Es conseguir lo que cada uno se plantea como objetivo de vida. Y yo lo que quiero es ir subiendo peldaños a base de trabajo, porque creo que trabajando se pueden conseguir muchas cosas. Es el camino que he elegido.