MÚSICA

Al Ayre: «Las cantatas de Nebra son belleza y libertad»

La formación Al Ayre Español, dirigida por el aragonés Eduardo López Banzo, acaba de publicar un disco dedicado a las cantatas del bilbilitano José de Nebra.

Al Ayre Español vuelve a apostar por la música de José de Nebra.
Al Ayre: «Las cantatas de Nebra son belleza y libertad»

Pocos melómanos españoles (y ningún aficionado a la música barroca) desconocen ya la figura de José de Nebra. El bilbilitano (1702-1768), que llegó a ser vicemaestro de la Capilla Real, está agigantando en los últimos años su prestigio como compositor, y buena parte de ello se debe al trabajo de recuperación de su obra llevado por Al Ayre Español. La formación, dirigida por el aragonés Eduardo López Banzo, pasea por todo el mundo con el repertorio internacional bajo el brazo, pero lo hace, también, con las obras de Nebra. Ahora, Al Ayre acaba de publicar un disco dedicado a sus cantatas (lo presentó en un concierto en Zaragoza el pasado fin de semana), cerrando un círculo musical que López Bando abrió hace casi dos décadas.


«Hice un largo viaje a América hace más de quince años -recordaba ayer el director-. Era joven, y mi único propósito era encontrar cosas bellas. Y lo logré: encontré cosas muy bellas. Busqué, donde me dejaron, en los archivos de las catedrales. Y en Antigua, en Guatemala, estuve un mes copiando música. Entre otras piezas las cuatro cantatas que aparecen en este disco».


El cedé lleva por título 'Esta dulzura amable' y ha sido realizado gracias al patrocinio de la Diputación de Zaragoza. Se grabó, por el sello Challenge Classics, en noviembre del año pasado en la ermita barroca de la Virgen del Rosario de Ambel. Y en él se incluyen cuatro cantatas ('Que contrario, Señor', 'Alienta fervorosa', 'Entre cándidos, bellos' y 'Llegad, llegad, creyentes'). El disco se completa con una sonata para clave que se conservaba en el archivo del Pilar.


La soprano extremeña María Espada, fija en los conciertos del Al Ayre, ha puesto voz a las cantatas. «Es una chica muy sensible, que tiene una voz maravillosa, y que sabe cantar estas piezas, que no es nada fácil», señala López Banzo.


Las cantatas, o cantadas, fueron compuestas en los últimos años de la década de 1720, en el mejor momento creativo de Nebra. «Eran obras que se escribían para ser interpretadas por castrados en la Capilla Real, en un acto que se revestía de la mayor de las solemnidades, la Adoración al Santísimo Sacramento, que duraba 40 horas». Las mismas que pasaron, según la tradición, entre la crucifixión y resurrección de Cristo.


«Era un acto principal de la Corte -señala López Banzo-. Y, cuando esta se encontraba ante el Santísimo, empezaban a cantar los castrati. Era uno de los pocos momentos en aquella época en que la música se escuchaba con un silencio verdaderamente sepulcral. Y eso hizo que estas composiciones fueran muy especiales para Nebra. Creo que es su mejor música. Estas cantatas son belleza... y también libertad, porque Nebra, en ellas, al contrario que lo que se veía obligado a hacer con las misas o los réquiem, no tenía que ceñirse a un guión. Trabajaba con entera libertad. Esta es la gran música de Nebra, escrita con gran belleza, participando del recitativo español, y con arias italianizantes pero con muchos resabios de la tradición española».


Por el momento, las únicas partituras que se han encontrado de estas cantatas están en el archivo de la catedral de Antigua, adonde llegaron en los baúles de un clérigo que viajó por España en busca de música para su templo.