ZARAGOZA

Las editoriales independientes reclaman más unión y «visibilidad» en las librerías

El aragonés Chusé Raúl Usón, de Xordica, reivindicó que se empiece a «vender» el libro como un «bien cultural».

En un mercado de infidelidades y emporios, las editoriales independientes sobreviven en su cruzada de hallar nuevos talentos y hacerse un hueco digno en los escaparates de las librerías. El primer Encuentro de Librerías y Editoriales Independientes Iberoamericanas sentó ayer en una mesa del Paraninfo de Zaragoza a varios representantes de este archipiélago de sellos, desde la veterana casa Tusquets (41 años de actividad) hasta la joven Los Libros del Lince (fundada en 2008).


Una de las voces más reivindicativas fue la del aragonés Chusé Raúl Usón, responsable desde hace 17 años de Xordica. «Somos pequeños, pero muchos. Nos tenemos que unir. Continuamente, están dando la paliza con la gente del cine, y nosotros también tenemos que empezar a vender el libro como un bien cultural e industrial y hacernos valer», dijo. Sugirió aplicar iniciativas como la C de calidad que ya funciona en Francia.


Un llamamiento a las librerías, como «socios implícitos» de esta aventura, hizo la editora de Minúscula, Valeria Bergalli. Desde su experiencia de 10 años en Barcelona, mostró su «preocupación» por el futuro del sector a medio plazo, aunque confesó su «optimismo» a largo plazo. «Va a seguir habiendo un ámbito para la calidad y para las propuestas con fuerte vocación cultural como las nuestras», aseguró, y añadió su convencimiento de que «el soporte de papel seguirá teniendo protagonismo».


Una mayor implicación de las librerías defendió también Fernando García, de Libros del Zorro Rojo, fundada en 2004. A su parecer, el trabajo de las pequeñas editoriales independientes tiene una «cierta visibilidad» en el mercado, pero aún «falta mucho por hacer en el punto de venta para que se identifique este tipo especial de ediciones y se haga en un espacio visible y con cierta coherencia».


Para asegurar la pervivencia del libro como lo hemos visto desarrollarse hasta el siglo pasado, la apuesta pasa por el diseño y la ilustración. Un argumento que dejó bien claro Vicente Ferrer, de Media Vaca, un sello especializado en obras infantiles ilustradas: «No compramos derechos, generamos proyectos».