NATURALEZA

El halcón de la basílica tiene 'morro fino'

El ave rapaz que visita casi a diario el Pilar no parece ser una gran arma contra las palomas. Prefiere comer codornices y avefrías.

El Ayuntamiento de Zaragoza instaló hace unos días un nido de halcón en la torre de Santa Leonor, antes de que se retiraran los andamios empleados en la restauración. Con ello, quería fijar allí el ave rapaz que visita la basílica prácticamente a diario desde hace años, y, así, contribuir a mantener alejadas las palomas de las cubiertas del edificio. Estas aves han causado en los últimos años graves perjuicios en el templo, hasta el punto de que cada vez que se ha intervenido en una torre se han extraído cientos de sacos de excrementos.


Una parte muy importante de los esfuerzos del equipo de restauración se ha centrado en diseñar un sistema que evite que las palomas hagan sus nidos en la torre. Finalmente se ha optado por un sistema que combina los tradicionales 'pinchos' con el tendido de cable que, al contacto con él, proporciona una pequeña descarga eléctrica al animal.


Con ambos sistemas se han protegido todas las superficies susceptibles de albergar un nido (estas aves evitan el suelo liso). «Una de las claves que medirá el éxito de esta restauración -señala el arquitecto Teodoro Ríos- va a ser si conseguimos o no que las palomas estén alejadas de las torres».


El equipo de especialistas que trabaja en la restauración no solicitó la instalación del nido de halcón, pero sigue atentamente el día a día del ave, al parecer una hembra, dada su gran envergadura. Pero ni el halcón ha fijado su 'residencia' en Zaragoza, ni parece que su amenaza vaya más allá de asustar momentáneamente a las palomas. «Le vemos con cierta frecuencia, pero no parece tener un interés desmesurado por las palomas. En cuanto hace ruido, las palomas se meten en las cornisas o se quedan quietas en el suelo, a esperar. Saben que, en cuanto cace una, ya van a poder salir de nuevo».


Y tampoco es un gran cazador de palomas. Se sabe cuál es su 'dieta' porque abandona los huesos y el plumaje de sus presas en el entorno del Pilar, que utiliza como 'comedor'.


Y lo que más abunda en su 'mesa', según temporada, son las codornices y avefrías, que caza en campo abierto. Solo cuando no tiene otro remedio come paloma. Vamos, que el halcón del Pilar tiene el 'morro fino'. O quizá habría que decir 'pico fino'.