La cara de la moneda: Novodabo y La Senda ('el Bulli de Torrero')

El cocinero David Baldrich se decidió, a finales de 2007, a abrir un restaurante, La Senda, en el zaragozano barrio de Torrero. Quería un establecimiento pequeño, de tipo familiar, y comenzó haciendo menús del día y algo de carta. Pero el proyecto no funcionaba. «Al cabo de unos meses, el gestor me comunicó que se nos estaba acabando el capital con el que habíamos iniciado el proyecto. Solo nos quedaba un mes de vida, más o menos, así que pensé: pues en este mes voy a hacer la cocina que me gusta», relata el chef. Pensado y hecho: comenzó a preparar y a ofrecer platos muy creativos y divertidos que fueron calando entre su clientela, mientras se corría la voz por toda la ciudad de que algo interesante se estaba cociendo en este pequeño local ubicado en Fray Julián Garcés, 24, muy próximo a los Pinares de Venecia. De forma que el restaurante fue llenando más mesas cada día. Así hasta hoy, en que ya se le conoce como 'el Bulli de Torrero' y en el que hay varios meses de espera si se desea disfrutar de su menú degustación -30 euros con cinco platos y postre- en fin de semana. Bien es cierto que su comedor es más bien pequeño (entre 15 y 20 plazas), por lo que el chef está pensando en ampliarlo y prestar más atención al vino, quizás su punto más débil en estos momentos.

Otro restaurante de cocina creativa que está en lo alto de la ola es el Novodabo, de David Boldova, quien tiene una oferta y un aforo bastante más amplios que La Senda. Abrió hace algo más de tres años y en este corto espacio de tiempo se ha convertido en un referente de la gastronomía zaragozana. Tiene una carta con platos de cocina tradicional y creativa al cincuenta por ciento. Organiza, además, cursos y jornadas con cocineros invitados y catas con bodegas de Aragón y de otras comunidades.