PINTURA

El color de la tierra que brota del corazón

Virgilio Albiac ha muerto dejando una vasta obra repartida por numerosos museos e instituciones, entre ellos el que lleva su nombre en Fabara, su localidad natal, o el Reina Sofía de Madrid, además de numerosos elogios de la crítica, de sus alumnos y de otras personalidades.

El color de la tierra que brota del corazón
El color de la tierra que brota del corazón

«Pintar es su vida». Lo decía con orgullo María Dolores, la mujer de Virgilio Albiac, cuando el pintor recibió el Premio Aragón Goya. Y en esa vida derramada a través de los pinceles, el artista dejó un legado que fue a parar a importantes museos y colecciones, pero del que él no quiso desposeer a su pueblo natal, Fabara. El 23 de abril de 1986, la localidad zaragozana inauguraba el Museo de Pintura Virgilio Albiac, con una colección de 38 obras originales donadas por el propio artista. «Es mi cuna y el lugar al que regreso», afirmaba Albiac, cuyo museo está enclavado en el Ayuntamiento de Fabara y se puede visitar de lunes a viernes de 8.00 a 14.00, y los martes y jueves, de 16.00 a 19.30. Allí se pueden contemplar desde un retrato de su esposa de 1943 a paisajes de diversas épocas de su producción.

Desde su estudio en el zaragozano paseo de Sagasta, la obra de Albiac ha viajado hasta pinacotecas como el Museo Español de Arte Contemporáneo, Reina Sofía, en Madrid, que posee sus óleos 'Agrupación 6' (1971), 'Espeleología' (1971), 'Oceanografía 3' (1972) y 'Fantasía 68' (1970). Pero también está presente en otras muchas instituciones, como el Ayuntamiento de Barcelona, el consulado de España en Burdeos, el Ayuntamiento y el Ateneo de Sevilla, el Insituto de Estudios Africanos de Madrid, la Diputación y la Fundación Barrié de la Maza de Pontevedra o la Fundación Francisco Gil de Salamanca, entre otras muchas.

En Aragón, poseen algunas de sus creaciones sitios como la Casa Museo de Goya en Fuendetodos, el Museo de Dibujo de Larrés (Huesca), el Museo del Monasterio de Veruela, la Diputación de Teruel, los museos Provincial y de Arte Moderno de Huesca y, en Zaragoza, el Banco de España, la CAI, la Delegación Provincial de Educación y Ciencia, la Diputación General de Aragón, la Diputación Provincial, el Ayuntamiento, el Museo Camón Aznar, Ibercaja, el Museo de Bellas Artes, las Cortes de Aragón y la Universidad de Zaragoza.

En el año 2003, la sede del Gobierno de Aragón, el edificio Pignatelli, sirvió de contenedor a una gran antológica de Virgilio Albiac, organizada tras la concesión al pintor del Premio Aragón Goya.

Muchas han sido las personas que han manifestado su admiración por el trabajo de Albiac, entre ellas el actual presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, para quien su pincel «ha sabido interpretar con especial sensibilidad los colores, los perfiles y la riqueza de los paisajes de Aragón».

Los críticos no han escatimado elogios. Para Jaime Esaín, «Virgilio Albiac describe en su pintura del paisaje la esencia y la galanura». Según Ángel Azpeitia, «Virgilio tiene el don de la armonía, en esa organización entre color y color, entre forma y forma, sobre todo en el paisaje». Y para Jesús Pedro Lorente, el artista de Fabara es «uno de los mejores representantes del paisajismo lírico que, a medio camino entre el realismo y la abstracción, fue una de las mayores aportaciones de la generación de postguerra en la pintura española». Y muy tempranamente, en 1943, el crítico de HERALDO decía sobre su primera exposición: «No le conocía el gran público, ni siquiera la mayor parte de los profesionales. Es joven, vive de otras actividades y solamente en sus horas de expansión personal puede consagrarse al arte (...). Virgilio Albiac tiene vocación y temperamento» y subrayaba su «maestría de oficio».

En el homenaje que Estudio Goya le dedicó en el año 2000, la pintora Aurora Herrero, discípula suya, aseguraba que Albiac dejó en sus discípulos «un recuerdo imborrable» y lo calificaba como «el pintor que supo dar, entre otras muchas cosas, una nueva dimensión a la acuarela».

Pero tal vez el mejor retrato de él sea el que su propia esposa, a la que él llamaba Lolita y con la que tuvo dos hijas, trazaba con sencillez hace unos años: «Mi marido no hace concesiones, pinta lo que le sale del corazón. No es un hombre ambicioso».

Acuarela, color, paisaje. La pintura de la izquierda fue hecha por Albiac en su 95 aniversario para la portada del suplemento de HERALDO 'Artes & Letras' y es, como la de la dereha, una gran muestra de su estilo paisajístico.