PINTURA

La última etapa del pintor aragonés Balagueró

La exposición se compone de 31 pinturas y siete esculturas de uno de los referentes de la abstracción de los sesenta.

El pintor abstracto José Luis Balagueró, nacido en la localidad zaragozana de Romanos en 1930, expone desde mañana en la capital aragonesa 38 obras de su última etapa, entre 2004 y 2010, en la que según ha reconocido se ha sentido más libre, después de tantos años de pintar.


La exposición 'Balagueró. Pintura y escultura', que se puede ver en el Museo Ibercaja Camón Aznar hasta el 13 de marzo, supone un homenaje a la trayectoria del artista aragonés y a su larga vida entregada a la creación, ha señalado en rueda de prensa la directora de la Obra Social de Ibercaja, Teresa Fernández.


Con estas 38 obras, de las que 31 son pinturas y siete esculturas, Balagueró, uno de los artistas de la Generación de los 50 y referente de la abstracción en los años sesenta, según Fernández vuelve -tras una dilatada trayectoria creativa- a exponer en la ciudad donde, en 1956, realizó su primera exposición. El artista ha explicado que desde entonces no ha parado de pintar porque "la pintura no existe si no es avanzando, y hace falta paciencia, coraje y vitalidad para hacerla avanzar".


Ha vivido en Madrid, Chinchón, Formentera, París y Lille hasta 1963, relacionándose con las vanguardias artísticas de la primera mitad del siglo XX, para a partir de esa fecha hacerse la abstracción más patente en su obra.


Balagueró, quien ha dicho que los artistas son creativos y por eso les hace falta "amistad, comprensión y un poco de imaginación", ha formado parte del equipo de colaboró con Fernando Zóbel en su proyecto para la creación del Museo de Arte Abstracto de Cuenca.


En 1965 viajó a Chicago donde prolongó su estancia por diez años y trabajó en varios montajes con otros artistas como Christo, una etapa de su vida en la que utilizó no sólo el lienzo sino también el collage, el grabado, la litografía, la fotografía, montajes multimedia y esculto-pintura.


Tras una década fuera, Balagueró volvió a España, instalándose en Madrid, su país natal en el que quiere seguir trabajando y en el que está viviendo su "etapa más libre de pintura, en la que soy yo", ha afirmado.


En la exposición de Zaragoza, ciudad a la que siempre ha tenido en cuenta, porque es "mañico, con orgullo", se reúne una parte de esta última etapa, en concreto entre 2004 y 2010, y que es un "ejemplo ineludible de su vitalidad artística", según la responsable de Educación y Cultura de Ibercaja, Magdalena Lasala.


La obra de Balagueró, quien se inició en el arte con el paisaje y el bodegón de inspiración impresionista, se caracteriza por un estilo muy personal, un modo individual de creación del arte abstracto que lo convierte en uno de los artista ineludibles de la llamada Generación de los 50, ha explicado Lasala.


En Zaragoza, se exhibe precisamente una brillante muestra de sus creaciones más recientes, tanto en pintura como en collages y piezas que desarrollan la llamada esculto-pintura.


Balagueró recibió en 1981 el Premio Goya del Ayuntamiento de Madrid y participó activamente en la movida madrileña inaugurando la galería Moriarty, con una exposición individual. Dos años más tarde, obtuvo el premio de la Unión de Ciudades Iberoamericanas.