ARTE

La maja del Jiloca en Budapest y Dublín

Hallada la partida de nacimiento de Manuela Camas, una dama goyesca, en la localidad zaragozana de Castejón de Alarba, situada a 20 kilómetros de Calatayud.

La maja del Jiloca en Budapest y Dublín
La maja del Jiloca en Budapest y Dublín

Goya retrató a unas doscientas personas. Los retratos femeninos son sus favoritos y en cada belleza nos regala una maja recóndita o volcánica. El retrato de Manuela Camas se encuentra en el Museo de Budapest. Es un retrato de boda, en 1786, cuando se casó con Ceán Bermúdez (1749-1829), el gran historiador del arte hacia 1800, amigo de Jovellanos, y del propio Goya, al que regaló grabados de Rembrandt. Hasta ahora se sabía que la esposa de Ceán era aragonesa -Glendinning y Baticle-, por una oda nupcial, donde se cita Bilbilis, la patria de Marcial. "Ya Bilbilis, te vio nacer tras despejado cielo". Pero las cosas de Goya tienen un 'timing' o tempo muy peculiar. Salen a la luz cuando la fortuna quiere.


Un profesor asturiano, José Clisson Aldama, dedicó su tesis a Ceán Bermúdez, resumida en un libro publicado en 1982. Allí leemos en un protocolo testamentario de 1831 : "Manuela Margarita Camas y las Hevas, natural del lugar de Castejón, de junto al Arba, diócesis de Tarazona". A partir de ahí pensé en Castejón de Valdejasa, pues el río Arba pasa por Tauste. Pero no pertenece a la diócesis de Tarazona, según Madoz. Encontré otro pueblo con ese nombre, entre Ateca y Alhama de Aragón, Castejón de las Armas, según Madoz, diócesis de Tarazona. Pero fue al consultar el listín de teléfonos de la provincia de Zaragoza, cuando me surgió Castejón de Alarba, en el valle del Jiloca, entre Daroca y Calatayud, el topónimo más próximo al citado en el libro de Clisson sobre Ceán.


Inicié entonces la segunda fase de la búsqueda. Llamé por teléfono a varias casas de Castejón de Alarba. Felicidad Agudo, con suma cordialidad, me contó que se conservaban los libros parroquiales, un familiar suyo encontró una partida de nacimiento antigua y no hubo problema. Pero una cosa era el siglo XIX o el siglo XX, y otra el siglo de Goya. ¿Habría suerte? Las guerras han fulminado demasiadas cosas durante siglos. La dueña del bar de Castejón, Pilar Aranda, me informó de que el párroco comía ese día en su local. Conseguí hablar con el joven cura Alastuey, le di los datos de la esposa de Ceán, y apenas dos horas después, me llamó por teléfono, y para mi sorpresa, y gran alegría, me reveló que había encontrado la partida de nacimiento de Manuela Camas y me facilitó la fecha exacta. Nació el 30 de octubre y fue bautizada el 1 de noviembre de 1762, con el nombre de Manuela Margarita, hija de Jerónimo Camas y Margarita las Evas, vecinos de Castejón. Los abuelos paternos eran vecinos de Castejón de Alarba, los maternos de Olves (lugar próximo a Maluenda, valle del Jiloca). Firma el documento Mosen Miguel Camas, regente o párroco en esa fecha. El lector puede ver la fotografía del documento parroquial, tomada en la sacristía de Castejón este mes de enero.


Obra maestra de la transparencia

De modo, que la maja de Budapest fue bautizada el día de Todos los Santos de 1762 en una sierra del valle del Jiloca. Goya retrató a la maja del Jiloca en 1786, cuando ella tenía 24 años, y el pintor rondaba los 40.


Camón dice que el corpiño es una obra maestra de la transparencia. Julián Gállego destaca la simpatía que fluye de sus ojos irónicos. Azules, rosas y platas, brujulean en un retrato rococó que tiene un halo de improvisación magistral. Relámpagos de color cremoso sobre fondo negro. Sobre el regazo luce un estuche rojo -¿un costurero?- en el que reposan las manos, la izquierda con sortija en el meñique, y la diestra ensartando una aguja de coser, como si estuviese bordando un pañuelo para su esposo. Interrumpe la labor y nos mira con una mezcla rara de ingenuidad pueril y leve picardía.


Beruete resalta que los adornos azules están trazados con mucha gracia y ligereza. Gudiol percibe redes de líneas de gran vigor rítmico, digamos un Kandinsky rococó de Goya. Nos imaginamos a Goya charlando amigablemente con la maja del Jiloca, esposa de Ceán. ¿Tenían amigos comunes en Calatayud, en Madrid o en Zaragoza? Silvestre Pérez, el gran arquitecto neoclásico de Épila, fue buen amigo de Ceán. Martín de Garay, nacido en La Almunia, encargó a Goya los cuadros del Canal.


La colección española de Budapest -Velázquez, Greco, Murillo- llegó a la ciudad del Danubio gracias al embajador de Dinamarca en Madrid, conde Burke, vendida en 1821 al príncipe Esterhazy, el mecenas húngaro de Haydn. El Museo de Budapest, un pastiche de templo griego, se abrió en 1906. El retrato de Goya fue comprado al galerista Otto Miethke de Viena en 1908. Lafuente Ferrari nos da el precio pagado por el cuadro, 180.000 coronas, unos 300.000 francos. Beruete nos cuenta que pudo ver este retrato todavía en Madrid, sucio y con pérdidas de pigmento, en la colección Casa Torres, dueño del cuadro en 1900. Pero la referencia más antigua del retrato aparece en la lista de la colección Carderera, hacia 1840-80.


Un colofón inesperado

Al cotejar el retrato de Budapest, de la joven y pizpireta Manuela Camas, con el retrato de la ajada 'Dama de mantilla negra' del Museo de Dublín, cuya identidad es un misterio, he sentido el pálpito de que ambas son la misma persona. Con la diferencia de treinta o cuarenta años entre ambos retratos. Los mismos ojos risueños y burlones, la misma sonrisa leve y como llena de irónica retranca. Goya retrató dos veces a Ceán y nada nos impide pensar que hizo lo mismo con su esposa, que además era paisana suya. Sin duda, existió entre ellos una corriente de simpatía, que luego supo reflejar en los dos retratos que le hizo.


Quiero agradecer la generosidad y entusiasmo goyesco de Javier López Romanos y, de modo especial, la del párroco de Castejón de Alarba, Cristian Alastuey, de la diócesis de Tarazona, por su eficacia y prontitud en la búsqueda de la partida de nacimiento de la esposa de Ceán, Manuela Camas las Evas.


¿La misma mujer? Goya retrató a Manuela Camas en 1786, cuando tenía 24 años. La pintura está en Budapest. Otra obra goyesca, la 'Dama de mantilla negra' conservada en Dublín, cuya identidad es un misterio, puede representar a la misma mujer décadas después.