BALANCE

¿Es tan malo el cine español?

El momento de los Goyas: reflexiones de un acádémico, productor y realizador, tras las nominaciones.

Huesca como escenario de cine para 'Que se mueran los feos' de Nacho García-Velilla, ignorada por la Academia.
¿Es tan malo el cine español?
CRISTINA SALAMERO

Este pasado martes se hicieron públicas las nominaciones a los XXV Premios Goya. Seis títulos han copado la mayoría de las nominaciones posibles. Sin duda se trata de grandes películas. De hecho, creo que es el año con resultado final más incierto que recuerdo. Ahora mismo soy incapaz de decantarme por el retrato barroco y gore de España de ‘Balada triste de trompeta’, o por el discurso humano y ecologista de ‘También la Lluvia’, el clasicismo moderno de ‘Pa Negre’ o el ‘tour de force’ de ‘Buried-Enterrado’.


A pesar de la satisfacción por la calidad de esos largometraje, no puedo dejar de sentir cierta tristeza porque que hay otras interesante propuestas que se han quedado en el camino.


En mi condición de Académico, he revisado gran parte del cine español producido durante los doce meses precedentes. El propósito es ejercer el voto con la mayor competencia posible. La tarea es ardua: este año se han presentado 72 largometrajes de ficción, 36 documentales y 6 de animación. Todos ellos estrenados comercialmente en nuestro país. A esto hay que sumarle diez cintas hispanoamericanas, 103 largometrajes europeos y 85 cortometrajes. Además, gracias a la implantación del sistema de visionado on-line Veomac, casi todas están disponibles a través de Internet para los académicos.


Comienzo la tarea con un gran compromiso con nuestro cine en mi condición de académico y de cineasta, responsabilidad que enseguida se torna en deleite. Sí, porque a pesar de esa imagen tan negativa que se trasmite de nuestro cine, todos los años descubro entre 20 y 30 películas merecedoras de estar entre las nominadas. Casi el 30% de la producción son películas de calidad lo cual está francamente bien. Sinceramente, tanto por cantidad, calidad y variedad, creo que nuestro cine está ahora mismo entre las cinco cinematografías más potentes del mundo. Ahí están los premios internacionales del año para avalarlo: Palma de Oro para Javier Bardem en Cannes, los premios para ‘Balada triste de trompeta’ en Venecia y no nos olvidemos de que el Oscar a la mejor película de habla no hispana ‘El secreto de tus ojos’ que, aunque representando a Argentina, era una coproducción de España.


Sin ánimo de ser excluyente, ni de crear un ranking (odio decidir un podio de los tres mejores) voy a citar alguno de esos títulos que en mi opinión podían, por diferentes motivos, haber sido nominados a los Goya.


Conquista de mercados

Una de las constantes en los últimos años ha sido la internacionalización de nuestro cine. Nuestros directores ruedan fuera de España y nuestros productores co-producen con Europa, América latina y Hollywood si es preciso. Este año es paradójico que nos represente en los Óscar ‘También la lluvia’ de Iciar Bollaín rodada en Bolivia y por México lo haga ‘Biutiful’ de González Inarritu filmada en una irreconocible Barcelona con actores, técnicos y capital español. Pero también Rodrigo Cortes cuenta en ‘Buried-Enterrado’ la historia de un norteamericano secuestrado en Iraq, Gustavo Ron se desplaza a Inglaterra para narrar con actores anglosajones los últimos meses de vida de un niño aquejado de leucemia en ‘Vivir para siempre’ o el director brasileño Andrucha Waddington nos relata los amoríos de Lope de Vega en ‘Lope’.

Películas que también sitúan parte de la trama allende fronteras son ‘Bon Apéttit’ de David Pinillos o ‘Amanecer en Asia’ de Dionisio Pérez Galindo. Los casos más exóticos son sin duda ‘Conocerás al hombre de tus sueños’ de Woody Allen producido por Jaume Roures en Londres y ‘Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas’, la última Palma de Oro de Cannes producida minoritariamente por Luis Miñarro quien también ha debutado este año como director con el documental-retrato de su familia ‘FamilyStrip’. La comedia es el género que nos identifica. Aunque en los últimos años no hacemos tantas como se piensa. Éxito ha sido ‘Que se mueran los feos’ del zaragozano Nacho García Velilla con una ajustada partitura del oscense Juanjo Javierre. Destacaría también ‘El gran Vázquez’ de Óscar Aibar o, a pesar de algunas carencias, ‘Una hora más en Canarias’ de David Serrano.


Otro de los géneros con el que mejores resultados de taquilla estamos consiguiendo en los últimos años es el thiller-terror. Películas como ‘Los ojos de Julia’ de Guillén Morales o ‘El mal ajeno” del debutante Oskar Santos combinan buenos resultados con una calidad nada envidiable con las películas del género provenientes de Hollywood.

El cine pensando en un público familiar e infantil es una de nuestras mayores carencias. Poco a poco se va subsanando con la animación y películas con protagonistas niños como ‘Entrelobos’ una suerte de “libro de la selva” de mayor calado de Gerardo Olivares o ‘Héroes’ de Pau Freixas.


Óperas primas, documentales

Sorprende gratamente la madurez de óperas primas como ‘Todas la canciones hablan de mí’ de Jonás Trueba o ‘Planes para mañana’ de Juana Macías, las dos películas sorpresa con dos nominaciones cada una.


Uno de los tópicos que más me molesta del cine español es el que hace referencia a la supuesta saturación y hartazgo del espectador de la guerra civil. Primero, apenas se producen tres o cuatro películas al año sobre el tema y segundo, casi todas tienen una aceptación de público y crítica más que aceptable. Entonces, ¿cómo no se van a producir películas sobre el episodio reciente de nuestra historia más conocido en todo el mundo? Pocas me parecen. La ‘Balada triste de trompeta’ de Alex De la Iglesia cuenta la historia de nuestro país desde 1937 al 73 a través de un cuento cruel de payasos. El debut de otro ex payaso Emilio Aragón ‘Pájaros de Papel’ también arranca y transcurre en los años de nuestro conflicto civil. Por último dos acercamientos desde la periferia, en catalán y en euskera: ‘Pa Negre’ de Agustín Villaronga e ‘Izarren Argia’ de Mikel Rueda y Eduardo Barinaga. También tenemos propuestas más arriesgadas e independientes como ‘Vidas pequeñas’ de Enrique Gabriel, ‘Habitación en Roma’ de Julio Medem, ‘La Mosquitera’ de Agustín Serra, ‘18 Comidas’ de Jorge Coira o ‘80 egunean’ de Jon Garaño y Jose María Goenaga.


No me quiero olvidar de un género que ha crecido exponencialmente en los últimos años. El largo documental. Aquí la oferta es variadísima. ‘Bicicleta, cuchara, manzana’, ‘Maria y Yo’, ‘Un cine como tú en un país como este’, ‘Tudancos’, ‘Ciudadano Negrín’, ‘Anclados’, etc… son tan solo alguno de los títulos destacables.


Excusen que no entre a hablar de los cortometrajes tanto por carencia de espacio como por ser parte involucrada al estar nominado como nuestro corto documental ‘Un dios que ya no ampara’ y perdónenme las ausencias, conscientes o inconscientes.


Desgraciadamente el trece de Febrero, cuando se entreguen los Goya en el Teatro Real, solo una resultará como la película vencedora. A mí me gustaría que el espectador español se acercara cada vez más a ver su cine sin prejuicios y con orgullo. Ese sería el mayor premio para todos.