LITERATURA

Vargas Llosa: "Viajamos a Estocolmo, donde a tu abuelo le van a dar un premio"

El escritor llegó ayer a la capital sueca, allí recibirá el viernes el Nobel de Literatura acompañado de más de un centenar de amigos.

Mario Vargas Llosa, junto a su nieta Anais, en el avión que le trasladó ayer a Estocolmo.
Vargas Llosa: "Viajamos a Estocolmo, donde a tu abuelo le van a dar un premio"
JAVIER LIZóN/EFE

"Viajamos a Estocolmo, la capital de un país que se llama Suecia, donde a tu abuelo le van a dar un premio", le decía ayer un sonriente Vargas Llosa a su pequeña nieta Anais durante el vuelo que lo trasladó desde Madrid hasta la capital sueca.

Acompañado por su mujer, Patricia, su hija Morgana, y sus nietas, Anais, de 10 meses, e Isabela, de poco más de tres años, y su equipo de colaboradores, el flamante Premio Nobel recibió en Estocolmo una discreta bienvenida por parte de la Fundación Nobel.

Horas antes, el escritor peruano, que también tiene la nacionalidad española, dejó atrás un Madrid lluvioso que le despedía con el calor de los viajeros del aeropuerto, que se acercaban a pedirle autógrafos y a fotografiarse con él.

Un coloquial Vargas Llosa explicaba que el conflicto desatado por los controladores, que mantuvo desde la tarde del viernes al sábado paralizado el tráfico aéreo español, había "inyectado un poco de emoción" y "cierto nerviosismo" al "sprint" final de los preparativos para la recepción del premio.

Así, con una maleta de mano y un diario, el escritor abandonaba ayer la capital española, que el sábado le brindó un homenaje en forma de "saque de honor" en el partido que disputaron el Real Madrid y el Valencia Club de Fútbol en el estadio Santiago Bernabéu.

Pero si algo le impresiona al escritor, ensayista y cronista reconocido con el más prestigioso galardón literario es "todos los amigos" que le van acompañar en Estocolmo, donde hoy comenzará el programa de actividades que concluirán el viernes, cuando el rey Carlos Gustavo de Suecia le entregue el cetro.

"No sé si volverán a dar un premio a un latinoamericano después de esta invasión", decía bromeando este creador de fábulas, al que acompañarán más de un centenar de amigos durante su estancia en la capital sueca, y quien a modo de relato le explicaba, a diez mil metros de altura, a Anais, un bebé de ojos grandes y atenta mirada, el cometido de esta singladura.

Junto a ellos, la esposa de Vargas Llosa, siempre al tanto de todo lo que ocurre alrededor de su marido y repasando el programa que desarrollará el autor de 'Travesuras de la niña mala' en Estocolmo.

Atrás quedan dos meses que han sido "una verdadera revolución", aseguraba el escritor. A Vargas Llosa le parece una experiencia muy interesante "vivir el vértigo" que conlleva el Nobel de Literatura, pero es consciente de que es "peligroso" tomarse "muy en serio" el galardón.

Y afirmaba, entre sonrisas: "Lo que tengo muy claro ahora es que esto tiene que terminar pronto".