Ya está aquí. En las calles, los comercios y, por supuesto, los cines. El ambiente navideño se adueña de la cartelera con dos películas idóneas para estas fechas. Que los padres aprovechen el puente para ir con los pequeños a las salas, ya que de aquí a enero no se van a proyectar tantas propuestas familiares como en temporadas anteriores. Las aventuras y la fantasía regresan con ‘Las crónicas de Narnia. La travesía del viajero del alba’, tercera entrega de la saga inspirada en las novelas de C. S. Lewis. Fox se hizo cargo de la producción después de que Disney se desentendiera del proyecto porque los resultados comerciales de la segunda parte no cumplieron con las expectativas. Los jóvenes protagonistas, ya más creciditos, surcarán los mares para localizar a los siete desaparecidos señores de Narnia. El irregular Michael Apted sustituye a Andrew Adamson en la dirección.

Los malos desprenden algo especial, un carisma que hace que la gente siga con interés sus fechorías. No es el caso del protagonista de ‘Megamind’, un antihéroe al que la admiración del público se le resiste. En esta paródica producción animada sobre los arquetipos del Bien y el Mal, Megamind es un villano que ha vivido toda su vida a la sombra de Metro Man, un popular héroe que siempre ha echado por tierra sus planes de conquistar la ciudad. Cuando por fin le derrota, Megamind se siente vacío, necesita a su némesis. Sin embargo, ante la aparición del alocado Titán, Megamind tendrá que decidir si cambia de bando. Tom McGrath (‘Madagascar’) dirige este largometraje repleto de ironía, marca de la casa DreamWorks. La amistad entre el personaje principal y su inseparable esbirro (un pez) motivará las risas de los más pequeños.

Bardem, ¿a por otro Óscar?

Alejandro González Iñárritu sigue reflexionando sobre el dolor y la culpa, por primera vez sin el apoyo del prestigioso guionista Guillermo Arriaga. La ausencia de su colaborador se ha notado en ‘Biutiful’; este duro drama del mexicano no ha alcanzado el nivel de sus trabajos anteriores y la crítica lo ha recibido con disparidad de opiniones. De lo que no cabe duda es de la soberbia interpretación de su protagonista, Javier Bardem (bastante más entonado que en ‘Come, reza, ama’). Ya hay quienes lo incluyen en las quinielas a los Óscars. Mirando los precedentes, no es tan descabellado. Bardem encarna a un hombre vapuleado por la vida. Sorprende el ensañamiento de Iñárritu con sus personajes, tendencia que lleva al extremo.

El primer amor deja huella. Una relación al límite, complicada fundamenta la estructura de ‘3 metros sobre el cielo’, que busca ganarse al público adolescente, en especial al sector femenino, con los sentimientos que provocan los amores imposibles. Los guapos Mario Casas y María Valverde son los protagonistas, acompañados de, entre otros, Pablo Rivero, Nerea Camacho, Andrea Muro (‘Física o química’) o Luis Fernández (‘Los protegidos’). El director Fernando González Molina adapta una novela de Federico Moccia que ya tuvo su versión italiana. Es la típica historia de amor entre una joven de familia adinerada y un rebelde sin causa aficionado a las carreras de motos ilegales. Originalidad cero. Sin embargo, ¿qué joven no se ha sentido atraída en su época de estudiante por un chico malo?

El actor reconvertido en director Peter Mullan se llevó el gato al agua en el Festival de San Sebastián. Por sorpresa, su filme ‘Neds (no educados y delincuentes)’ obtuvo el principal galardón de la sección oficial (este año decepcionante), así como el de mejor actor (Connor McCarron). Es una obra interesante y con puntos a favor, si bien quizá la distinción de la Concha de Oro resulte excesiva (nadie entendió el criterio del jurado a la hora de elaborar el palmarés). Mullan ahonda, al igual que en ‘Las hermanas de la Magdalena’, en la difícil etapa de la adolescencia en una historia de contenido social sobre un joven que, por las malas influencias, pasa de ser un alumno brillante en el colegio a una persona conflictiva.

Rectificar es de sabios. Con ‘Flamenco, flamenco’, Carlos Saura corría el riesgo de tener la misma mala suerte que con ‘Fados’, que no llegó a las salas comerciales aragonesas. Dos semanas después de su estreno a escala nacional, se cuela en la cartelera su último trabajo, que denota una vez más su pasión por la música, la cuidada escenografía y la experimentación cinematográfica. El oscense vuelve a un arte que ya exploró hace 15 años con la película ‘Flamenco’.