ROSANA

"Tengo mucha tinta y demasiado papel en blanco"

La canaria ofrece hoy, a las 21.00, un concierto en el Teatro Principal, donde da rienda suelta a los sonidos eléctricos de su último disco. Tras más de un año de gira, ya piensa en ponerse a componer.

Lleva más de un año de gira y acaba de llegar de América Latina, donde ha dado 14 conciertos en apenas 24 días ¿Nota el cansancio?

Hay una cosa preciosa que decía el maestro Sabina y yo, con su permiso, se la quité. Una vez le dijo un periodista: "Debe ser una suerte cantar y que te paguen". Y él respondió: "No, a mí no me pagan por cantar, sino por trasladarme". Si es que es verdad, uno nota el cansancio por los aeropuertos y los aviones, pero cuando llegas y te encuentras a la gente de frente sonriendo, cantando, bailando, y sudando... qué quiere que le diga, merece la pena. Es verdad que son muchos conciertos, pero hay que llegar a cada sitio y este es un mundo grande.

¿Le ha dado tiempo a componer algo durante la gira?

Yo soy persona de meterme al cien por cien en lo que estoy haciendo. Cuando compongo solo compongo, y cuando giro solo giro. Sería incapaz de dispersarme, estaría todo el día enfadada. Si estoy componiendo y me dicen: "Oye, que tienes un concierto, deja eso a mitad"... Qué va, quedaría fatal con ustedes porque seguro que me quedaba sin la canción. El 21 de diciembre acabamos la gira en Las Palmas y el 22 me dirá la familia dónde nos vemos.

Tendrá ganas de descansar...

Más que ganas de descansar tengo muchas ganas de componer, se lo juro. Hay un momento que de repente, por algún motivo, aparece...

¿La señorita inspiración?

Sí, que te toca en el hombro y te dice: "Siéntate, que tengo cosas que decirte". Y estoy en ese punto de necesidad de contar cosas.

¿Qué cosas?

Todavía no lo sé. Por ahora tengo mucha tinta y demasiado papel en blanco. ¿Sabe qué pasa? Que cuando compongo pienso poco y siento mucho, y voy volcando según va saliendo, no soy persona de pensar sobre lo que va a escribir. Lo hago y, si me emociona, me responsabilizo.

'A las buenas y a las malas', su último cedé, tiene un sonido mucho más eléctrico que los anteriores. ¿Tiene intención de repetirlo en el siguiente disco?

Totalmente, no solo repetirlo sino ampliarlo. Hay un montón de cosas que hemos aprendido con este disco. Lo primero, que uno se tiene que responsabilizar de traducir bien lo que le dice el corazón. Lo segundo, que eso tiene que ser de verdad. Y lo tercero, que estas canciones necesitaban ese tipo de paisaje más urbano y más eléctrico, sobre todo en directo.

El concierto que da en el Teatro Principal de Zaragoza, ¿será con la banda acústica?

Realmente es una banda eléctrica, somos cuatro y no es un concepto para nada tranquilo. Somos batería, dos guitarras y el bajo. Es una banda pura de rock.

¿Cantará solo canciones del último disco?

No, hacemos un recorrido al cincuenta por ciento entre la presentación del 'A las buenas y a las malas', y un paseo obligado y deseado desde el primer disco. Afortunadamente, hay un montón de temas que tienen mucho que ver con la vida de la gente.

¿Prefiere el formato de recital en teatro al de gran concierto de verano al aire libre?

Son diferentes, no me puede quitar ninguno de los dos. Es como si me dijeran: "Elige, las navidades delante de la chimenea o el 31 de diciembre de fiesta con los colegas". No, no, si me quitan una de las dos me dejan sin navidades (ríe). Me quedo tanto con el 24 como con el 31, son conceptos totalmente distintos. Uno es mucho más recogido y de cerca, donde no solo compartes música sino que te comunicas con la gente y le ves los ojos prácticamente a todos. El otro es un concepto más audiovisual respecto a la escenografía, preparado para espacios abiertos y donde la intención es que la gente salga como su se hubiese machacado en un gimnasio.