El arquitecto zaragozano Ricardo Magdalena que vivió en la segunda mitad del siglo XIX fue el artífice de muchos de los edificios que forman parte del legado de la ciudad: el Antiguo Matadero, el Paraninfo de la Universiad o el Museo de Zaragoza, entre otros.

Su obra transgrede la arquitectura de edificios públicos ya que arquitecto, pintor, diseñador y artista zaragozano realizó numerosas intervenciones en la imagen de la Zaragoza de su tiempo, algunas quedan como la pastelería Fantoba en la calle de Don Jaime o la segunda torre de la basílica del Pilar, ahora en restauración. Y otras, como el Gran Casino de Zaragoza de la Exposición de 1908, solo quedan en algunas ilustraciones y fotografías. 

Ricardo Magdalena, uno uno de los máximos exponentes del historicismo y eclecticismo arquitectónico en España, contribuyó también a proyectar la nueva imagen de la ciudad de Zaragoza con nuevos barrios y ampliaciones de la capital que se expandía por el paseo de Sagasta o el proyecto del, entonces, nuevo barrio de la Romareda.