FOLCLORE

Ubieto y Garrido hacen ameno gozar del patrimonio aragonés

Publican con Mira Editores un volumen que enseña a apreciar tanto lo más modesto como lo más grandioso de nuestra herencia.

José Luis Garrido (izquierda) y Agustín Ubieto, ayer, con su libro, en la Librería Central de Zaragoza.
Ubieto y Garrido hacen ameno gozar del patrimonio aragonés
OLIVER DUCH

Según el diccionario de la Real Academia, el patrimonio es lo que "alguien ha heredado de sus ascendientes". Para Agustín Ubieto y José Luis Garrido, lo que los aragoneses han heredado es una gran variedad de bienes que hablan "de cómo vivieron nuestros antepasados" y que, más allá del valor artístico indiscutible de algunos de ellos, su valor fundamental es explicar y dar testimonio de cómo se las apañaban aquellas gentes para ganarse la vida, defenderse, divertirse o manifestar sus creencias, entre otras cosas.


Ubieto dice que, aunque hablar de patrimonio se ha puesto de moda, a su juicio los aragoneses no disfrutan verdaderamente de toda esa herencia "que nos han dejado nuestros mayores". Sea un castillo románico imponente como el de Loarre, un palomar del Alto Gállego, un pozo particular de Rubielos de Mora o salinas como las de Remolinos, que abastecían de un mineral que en tiempos "funcionó como hoy el petróleo: quien tenía la sal tenía el poder", explica Ubieto.


Según el catedrático, viajando y prestando atención al entorno es como se disfruta, conociendo la importancia de cosas que si no caerían en el olvido. "Los chicos ahora creen que los garbanzos salen en los botes", bromea Ubieto, refiriéndose a una ignorancia que empaña a veces la apreciación de lugares y objetos. Tanto como la excesiva familiaridad con ellos, porque eso a veces impide calibrar su importancia. "Nadie hace caso a un abejar, pero eso es patrimonio. Y hay algunos como catedrales", afirma.


Quizá, por ello, en el libro 'Comprender y disfrutar el patrimonio de Aragón' ha hecho gala de una gran osadía: poner calificaciones. "Me la he jugado, me van a matar", dice Ubieto, consciente de que, aunque ha usado criterios claros y no ha repartido estrellas "al buen tuntún", a todo el mundo no le va a gustar -por ejemplo- que la fortaleza de Loarre está puntuada tan alto como un colmenar.


Pero es que, además de animar a que el lector viaje y pueda hacer sus itinerarios apoyándose en lo que el libro cuenta, Ubieto aspira a que "la gente corriente" se haga preguntas acerca de las curiosidades que ofrece nuestro patrimonio. "Por Daroca hay una montonada de iglesias dedicadas a la Asunción. A mí me gustaría que a alguien se le encendiera la luz y se preguntase por qué", dice el catedrático. O por cuál es la razón de que las provincias de Zaragoza y Teruel tengan más de una veintena de plazas de toros mientras en Huesca apenas hay cuatro... O por lo interesante que sería hacer navegable el Canal Imperial con "pequeñas vaporetas desde Zaragoza a Tudela, para hacer un viaje de placer. ¡Hay tantas cosas que ver por el camino!", asegura Ubieto.


Por eso, también se atreve a señalar que la comarcalización no ha beneficiado al patrimonio, aunque podría hacerlo. "No hay dinero para rehabilitarlo todo, por eso hay que ponerse de acuerdo y gastar en lo mejor que haya", dice.