MÚSICA

'Grandes éxitos' con tres décadas de retraso

El grupo Aborígenes del Cemento, uno de los pioneros del rock en Zaragoza, ha decidido sacar disco. Nada extraño, si no fuera porque es el primero en 30 años.

Paco y Juanjo, treinta años en el grupo... y presentando cedé.
'Grandes éxitos' con tres décadas de retraso
OLIVER DUCH

Es su primer disco y ya es de 'grandes éxitos'. Aunque parezca raro, es lo lógico cuando el grupo tiene treinta años, pero nunca lanzó ningún cedé. Bueno, entonces, hubiera tenido que ser un vinilo. En un formato u otro, han tenido que pasar tres décadas para que estos aborígenes zaragozanos, de apellido "del cemento", se animen a rescatar esas canciones que tocaban por mil y un garitos allá por los 80 y que hoy ya se pueden escuchar en casa. Saben que son un poco tardanos, pero no les importa. De hecho, hasta bromean con el asunto. No hay más que ver el título que le han plantado al trabajo, sugerido por su diseñadora gráfica: 'El delito de volver'.


"En realidad -explica el vocalista, Paco Cester-, duramos poco. Un año y medio a comienzos de los 80. Eso sí, tocamos por todos sitios y teníamos mucho público. Aún me acuerdo de Bunbury y Valdivia, de chiquillos, cuando empezaban, y venían a vernos? Es que entonces empezábamos todos: Mauricio Aznar, Gabriel Sopeña?".


Durante los siguientes 25 años, mucha gente les preguntó qué había sido del grupo. Y llegó el día en que los cinco miembros originales de la banda coincidieron. Fue en la presentación de un libro de su amigo José Mª Valtueña. Allí, alguien tuvo la idea de poner una cinta -sí, un 'casette' de los de antaño-, con grabaciones de conciertos de la época. Una forma de rememorar su primer encuentro, en el bar 'El Universo' de la calle Heroísmo. "Yo cantaba en solitario -recuerda Paco- y ellos eran una banda en sus inicios. Nos conocimos y fue un amor a primera vista". Algo parecido les pasó en esa reunión de 2009. La nostalgia hizo el resto. "Algunos se pusieron a cantar los temas, que a mí no se me habían olvidado, pero casi", cuenta Paco. Total, que decidieron darse otra oportunidad. No todos, que la familia y el trabajo mandan. Pero sí dos de aquella formación primitiva: Paco y Juan José Lúcia. Completaron la banda con seguidores y otros músicos y volvieron a actuar: en seis meses, tuvieron más de 20 bolos. Y surgió el asunto de grabar el disco, aquel que nunca llegó a materializarse en su primera etapa.


"Creo que es una deuda que las canciones tenían con nosotros", resume Paco. Y aunque tuvieron la tentación de darle una nueva pincelada a las letras, decidieron dejarlas tal cual, como un bien protegido. "Ahora, quizá cuidaría más la rima o diría las cosas de forma más depurada -reconoce el cantante-, pero yo me sigo identificando con su mensaje. En nosotros sigue el espíritu 'aborigen', rockero, en el que se mezclan compromiso, libertad, rebeldía y hasta cariño. Aunque, ahora, en dosis más medidas".


Su retorno no se produce, precisamente, en un momento muy boyante para el mercado discográfico. Aunque ellos no pierden el sueño: su intención es colgar los temas en internet y distribuir copias entre amigos y seguidores a precio de coste: 5 euritos. "Lo único que queremos es que no nos cueste dinero. En cierta medida, nos lo podemos permitir", señala Paco.


La primera venta tendrá lugar en la fiesta de lanzamiento, mañana sábado, en The Cavern Prior, en la plaza de Santa Cruz de Zaragoza, a las 23.00. Allí volverán a sonar 'Yonki' -no es biográfica, dejan claro-, 'Solo de día, solo de noche' o 'Solamente rock', que resume muy bien cómo se veían los jóvenes aborígenes del cemento. "Echando la vista atrás, la gente tenía mucho interés por el directo y por el rock. Ahora, hay que motivarla para que vaya a las salas. Pero, por el contrario, hay muchas más propuestas. Y grupos buenísimos", declara Paco. Un compositor que nunca dejó la música, en una u otra formación, y que ahora ya piensa en un segundo disco. ¡Con lo que le ha costado el primero! "Tengo la misma ilusión con la que me levanto cada día. Hay cosas que no valen dinero y tienen mucho valor".


"Aún me acuerdo de cuando empezábamos y Bunbury y Valdivia, que eran dos chiquillos, venían a vernos"