MÚSICA

Dos alumnas del Conservatorio, galardonadas en el Juventudes Musicales

Mireia Frutos y Sara Johnson consiguieron un Primer Premio y una Mención Especial en el torneo estatal celebrado en Murcia, que reúne a jóvenes promesas de la interpretación.

La pianista Mireia Frutos, el acordeonista Daniel Pérez y los clavecinistas Gorka Gómez y Sara Johnson.
Dos alumnas del Conservatorio, galardonadas en el Juventudes Musicales
E. CASAS

Un futuro prometedor al frente de las teclas. Es lo que les espera a la pianista Mireia Frutos y a la clavecinista Sara Johnson, ambas estudiantes del Conservatorio Superior de Música de Aragón (CSMA). Se presentaron al torneo estatal Juventudes Musicales, celebrado el pasado fin de semana en Murcia, y no se fueron con las manos vacías.


Frutos obtuvo el Primer Premio en la modalidad de Piano. El galardón lo compartió con José Ramón García, de Albacete, ya que el premio fue compartido. "Ha sido una alegría enorme, pero también una sorpresa. Nos presentamos seis personas en la modalidad de piano, pero era gente a la que conozco de otros concursos, siempre están arriba y pensé que las expectativas no eran buenas. Por eso me parece increíble haberme hecho con el premio" señaló esta madrileña de 19 años, que cursa actualmente tercer curso de Grado Superior y lleva ya un amplio currículum de torneos presentados. En algunos de ellos, como el 'Marisa Montiel' de Linares, también consiguió hacerse con otros primeros premios.


Sara Johnson, de apenas 18 años, se mostró también "muy satisfecha" con su Mención Especial, porque significaba que "al jurado le ha gustado mi interpretación", ya que el primer premio de esta modalidad quedó desierto. Días antes de acudir a la cita, la leonesa se mostraba tranquila ante la cita del fin de semana. Ella era una de las concursantes más jóvenes y era la primera vez que se presentaba al concurso, pero su galardón y su juventud la convierten en una joven promesa del clave.


La edad límite establecida en las bases del torneo (entre 24 y 26 años, según la especialidad), garantizó la frescura de las interpretaciones. Estas dos estudiantes no fueron las únicas que se presentaron por parte del CSMA. El clavecinista aragonés Gorka Gómez también probó suerte y, aunque al final no consiguió ningún galardón, se mostró contento por haber llegado a la final "porque era algo que no me esperaba", explicó.


Una gran experiencia


Gómez solo tuvo dos meses para prepararse el repertorio que tocó en Murcia y se había tomado el torneo como un reto. El clavecinista explicó que los jueces no solo exigieron a los aspirantes que acertasen con las notas de la partitura. "La musicalidad y el saber interpretar el estilo de cada pieza fue fundamental", apuntó. El joven se mostró satisfecho con la experiencia vivida y explicó que "musicalmente, el torneo me ha venido genial, me ha servido como una manera de superarme".


Había un cuarto alumno del CSMA que tenía previsto presentarse al Juventudes Musicales, el acordeonista Daniel Pérez, aunque un percance de última hora le impidió llegar a Murcia. "Me fui el viernes por la mañana y se me reventó una rueda en la carretera. La intenté cambiar a tiempo para llegar a la primera ronda, pero al final no pudo ser". Este joven, de 22 años y natural de Cuenca, explica que lo suyo con la música viene de lejos. "Mi padre tocaba mucho el acordeón y a los 6 años empecé yo en una academia". Pérez tenía grandes expectativas en la modalidad de acordeón y su trabajo ya ha sonado en los circuitos especializados de música. El concierto que dio con el Ensemble de Acordeón del CSMA el pasado 15 de octubre le valió excelentes críticas en la prensa. "Fue una pena no llegar, a ver si a la próxima hay suerte".


Los torneos entre músicos tan jóvenes motiva una pregunta. ¿Es buena la rivalidad entre los intérpretes? "Es cierto que hay gente que solo piensa en la competición, pero no tiene por qué ser así. Además, sirve para acostumbrarse a tocar delante de público y jueces", explica Mireia Frutos. Su compañera de clave, Sara Johnson, también evita hablar de una excesiva rivalidad en los torneos. "No me lo tomo como una competición, al fin y al cabo no pierdo nada por ir", explica.