ESPECTÁCULO

Magos convertidos en guitarristas de rock

Sinergia en estado puro, es lo que perseguían los responsables del primer Festival Territorio Detroit, que reunió en la explanada del Centro de Historia de Zaragoza, a siete grupos aragoneses que combinaron magia, malabares, teatro, circo, danza y música.

Pepín Banzo, maestro de ceremonias de Territorio Detroit.
Magos convertidos en guitarristas de rock
TONY GALáN/APG

Mientras el mago Merlín se transformaba ayer por la tarde en guitarrista de rock de la banda aragonesa Death Valley, la reina Ginebra hacía sus pinitos como malabarista subida en unos enormes zancos, prestados por uno de los integrantes de la compañía de circo Decúbito Supino.

Sinergia en estado puro, que es lo que perseguían los responsables del primer Festival Territorio Detroit, que reunió ayer, en la explanada del Centro de Historia de Zaragoza, a siete grupos aragoneses que combinaron magia, malabares, teatro, circo, danza y música.

Los acordes de Death Valley marcaron el inicio de una actividad pionera en Aragón. Un proyecto multidisciplinar que reunió a diferentes grupos en torno a un mismo escenario, lo que les permitió compartir experiencias y conocimientos. Decenas de personas, sobre todo familias y grupos de amigos, acudieron a la llamada. Fue el caso de Víctor Lara, que se mostró sorprendido de "tener el arte tan cerca que puedes tocarlo con la mano", apuntó mientras intentaba mantenerse en pie en sobre unos zancos.

"Actividades como esta te abren la mente a la hora de crear nuevos espectáculos. Es un lujo compartir lugar de trabajo con gente con tanto talento. Un privilegio que esperamos mostrar más veces", apuntó Pepín Banzo, maestro de ceremonias del encuentro.

Uno de los zancos de los integrantes de Decúbito Supino sirvió de improvisada guitarra para un juglar escapado del reino del Rey Arturo (o, mejor dicho, del grupo Teatro Indigesto). Es lo que tiene un proyecto como este, que los artistas improvisan sobre la marcha, como ocurrió ayer en la primera parte del espectáculo, mientras en el interior del Centro de Historia los magos hacían las delicias de los asistentes con sus juegos de cartas.

"Para nosotros es un placer poder salir a la calle y mostrar a la gente nuestras creaciones y trabajos", señaló Chema Zuera, coordinador de Territorio Detroit.

Sinergia cultural

Gracias a esta sinergia de la que tanto se habló ayer por la tarde, las bailarinas de clásica y contemporánea de Al Otro Lado danzaron bajo los compases de las guitarras de los cuatro integrantes de Death Valley. Una danza que guió a los espectadores al salón de actos, donde se pudieron presenciar las actuaciones de la Asociación de Malabaristas de Aragón, el grupo de magos Funny Magic y los guiños humorísticos de Teatro Indigesto.

El fin de fiesta corría a cargo de Lurte, cuyos integrantes llenaron de fuegos artificiales y gritos de guerra el Centro de Historia, convertido en un escaparate artístico donde se dieron cita más de cincuenta artistas de diferentes disciplinas.