MÚSICA

Aires nuevos para el folclore aragonés

La gaita de boto o el chiflo-salterio son instrumentos más o menos habituales en los conciertos de música tradicional aragonesa. Qué ocurre si añadimos un bajo, un acordeón y un violín: Pasatrés

Manuel Riglos, Nuska Corrià y Diego Escolano, de Pasatrés.
Aires nuevos para el folclore aragonés
CARLOS MONCíN

La fusión de sonidos es una de las tendencias más habituales en la música moderna. El jazz o el blues son géneros que con los años han incorporado nuevos instrumentos a sus repertorios. Sin embargo, no solo de lo contemporáneo vive la fusión. Algunos grupos de música tradicional aragonesa integran nuevos instrumentos en sus temas habituales. Es el caso de Pasatrés, formación nacida en 2005 que ha añadido el bajo, el acordeón y el violín a sus conciertos por todo Aragón.

"El objeto no hace a la música, lo que hace a la música es el lenguaje que tú le aplicas", explica Diego Escolano, integrante del grupo. Es el responsable del chiflo-salterio, instrumento compuesto por una flauta de tres agujeros y un aparatoso tambor con cuerdas. Los ritmos que consigue sacar Escolano se entremezclan con la armonía de la gaita de boto, que toca habitualmente Manuel Riglos, quien explica la supervivencia de su instrumento: "Su construcción se detuvo hace unas décadas y quedó reducida a la zona de los Monegros. Una serie de artesanos la siguieron produciendo a nivel local", aclara.

Estos dos aragoneses exhiben sus virtudes con otros instrumentos como el violín, la trompa ribagorzana, la tarota o la dulzaina. La batería es cosa de Jonás Gimeno, el otro fundador del grupo zaragozano. En 2008 Pasatrés incluyó aires nuevos en su repertorio e incorporó a Nuska Corrià, que con su acordeón aportó un refuerzo armónico. Un año después, el bajista José Miguel Pasamar hizo evolucionar al grupo hacia un sonido más folk. Con todo ello, sus conciertos animan las fiestas de las localidades a las que acuden. "Es bonito tocar en los pueblos pequeños porque sabes que va a venir todo el mundo", indica Corrià. Escolano va más allá y añade que "a veces tocas en Zaragoza y no va ni la mitad de gente, pero de pronto vas a un pueblo y aquello es el despiporre".

Pasatrés suele repartir entre el público las letras de algunas de sus canciones e incluso enseñan las danzas tradicionales de sus canciones, "sencillitas, que las tiene que bailar todo el mundo", puntualiza Riglos. Estos viajes al interior de Aragón significan una aportación cultural de ida y vuelta para los intérpretes. "A menudo los mayores del lugar nos indican cómo se cantaba la canción del pueblo", añade el gaitero. El disco que actualmente graban refleja precisamente el trabajo en directo que sus integrantes han llevado a cabo los últimos años.

Una de las ilusiones de Pasatrés es volver a tocar en el Pilar, tal y como hicieron en las ediciones de 2005 y 2006. "Al fin y al cabo, son las fiestas de nuestro pueblo", indica Escolano. Mientras, seguirán llevando el folclore aragonés allí donde les llamen.