CINE

La película en 3D 'Road to Wacken' concluye su rodaje en varias localizaciones de Zaragoza

La sala Ultimátum, una gasolinera y un hotel de La Muela sirven de escenario a este filme de Pablo Aragüés.

Aragüés (de rojo y negro) y Vegas (de azul) preparan una toma en la sala Ultimátum.
La película en 3D 'Road to Wacken' concluye su rodaje en varias localizaciones de Zaragoza
TONI GALÁN / A PHOTO AGENCY

Raúl 'la Cofia', guitarrista del grupo Frutas y Verduras, le echa paciencia y simula tocar mientras el director Pablo Aragüés y su equipo técnico iluminan, miden y orientan la cámara hacia la zona entre sus dos pies, sobre el escenario de la sala Ultimátum, en Zaragoza. "Estamos rodando el principio de la película: al mánager de las chicas se le ha olvidado el pedal de la guitarrista y, como tienen que dar un concierto, se pasa a robar el pedal a otro grupo que está actuando", explica Aragüés.

El pedal es lo que La Cofia tiene entre los pies, algo que el actor inglés Nicholas Stratton, convertido en incompetente mánager del grupo femenino de heavy protagonista, quiere birlarle arrastrándose cual gusano. Esta toma abrirá 'Road to Wacken' pero, paradójicamente, es una de las últimas que se ruedan, después de que el equipo haya viajado ya a Francia y Alemania.

Precisamente hoy concluirá el rodaje, el primero de un largometraje en 3D en Aragón, que ha pasado ya por el barrio de La Jota, por la peluquería Rosa Morte de Torrero, por un hotel de La Muela, por las salas La Casa del Loco y Ultimátum, por los campos entre Movera y Pastriz, y por una gasolinera a las afueras de la ciudad.

Vuelta al cine clásico

¿Porqué rodar 'Road to Wacken' en 3D? Pablo Aragües, que ya ha mostrado su vena experimentadora en cortos como 'Perceval' o 'Las cinco muertes de Ibrahim Gonsález', explica que más que la novedad técnica en sí, lo que le interesa es la vertiente "emocional" del 3D esteroscópico. "Es capaz de transmitir emociones de manera más directa, da una sensación de hiper-realidad, de ser más real que lo real", argumenta. Descubrió hasta qué punto el 3D potenciaba la inmersión en el concierto de U2 que se pudo ver en los cines, así que está convencido de que esta tecnología, aplicada a su 'road movie' musical sobre un grupo de chicas que se busca la vida tocando heavy, permitirá al público "meterse más en la historia".

Tanto Aragüés como su técnico de esteroscopía, Javier Vegas, coinciden en algo curioso: que el 3D es "una vuelta al cine clásico". "Orson Welles o John Ford hubieran hecho muy bien cine en 3D", dice el director zaragozano, "porque utilizaban mucho plano secuencia, aprovechaban la profundidad de campo para dar sensación de espacio y mucha teatralidad en la puesta en escena". Características que se adecúan a las exigencias de la narración esteroscópica. "El reto es que es un lenguaje que estamos haciendo día a día, todo lo que sabemos de cine convencional no vale para nada", añade Aragüés.

Por su parte, Javier Vegas (que lleva 8 años experimentando con el 3D), dice que la maestría en este sistema consiste en conseguir que, una vez creada la escena tridimensional, los ojos del público vayan "al punto de la pantalla" que interesa al director. Aclara que "el 3D es más contemplativo, la gracia es que el espectador puede decidir a qué parte del encuadre mira", puesto que está 'dentro' del mismo espacio virtual que los actores.

Aunque matiza que rodando en 3D "todo es complicado", Vegas precisa que hay que tener especial cuidado porque trabajan con dos cámaras adosadas pero independientes, de alta definición, cuyas imágenes deben corresponderse para que se forme bien la impresión de profundidad.

Algo que, aunque pueda sorprender, comprueban provisionalmente calzándose las clásicas gafas de cartón con una lente verde y otra roja. "Es la versión cutre para el rodaje", comenta sonriendo Aragüés.