FESTIVAL

Imelda May y Eli Reed, en Sos

Luna Lunera arranca esta noche (23.00) con la irlandesa y el bostoniano. Mañana actuarán Bigott y Elvis Costello.

La irlandesa Imelda May, en una actuación reciente que ofreció en el Festival de Jazz de Niza.
Imelda May y Eli Reed, en Sos
VALERY HACHE/AFP

La novena edición del festival Luna Lunera de Sos del Rey Católico se estrena hoy, tras un fantástico concierto de presentación en Zaragoza ,la semana pasada, con Ben Harper como epicentro. La Lonja Medieval de la localidad cincovillesa recibe esta noche (23.00) a la intérprete irlandesa Imelda May y a Eli 'Paperboy' Reed.


El zagal de Brookline y la dama dublinesa garantizan una noche de altos vuelos en lo que a tensión escénica se refiere: son de esos artistas que, además de darlo todo cada vez que se plantan delante de un micro, dejan claro ese esfuerzo con un lenguaje corporal inequívoco. Por si fuera poco, tienen dos gargantas privilegiadas, no han prostituido jamás sus carreras (aunque podrían hacerlo si quisieran, ojo) y tienen el 'it', esa chispa especial que distingue a los seres tocados por las musas, al menos en el terreno interpretativo. Jóvenes con alma añeja dispuestos a desafiar el escepticismo de los espectadores de cada noche, hasta hacerlos cómplices de su personalísima manera de vivir la música.


Imelda May es una mujer leopardo (por su ropa preferida) que lleva dentro genes de Billie Holliday, una granjera de Minnesota, la 'Pretender' Chrissie Hynde y, naturalmente, los que se presuponen a un ser élfico de la verde Erin, aunque pasados por salsa cajún. El rockabilly tiene en ella una valedora como pocas en los tiempos actuales, y de tal condición brota por fuerza la herencia negra, el toque sureño.


Imelda atrae las miradas al instante y mantiene los alientos en vilo de principio a fin. Su álbum debut, 'Love Tattoo', ha estirado su impacto un par de años: la muchachada espera con ansias un segundo esfuerzo, que en realidad es la reedición de uno pretérito, el disco 'Foot Tapping'. Un detalle más: ha tocado este verano con un tal Jeff Beck, guitarrista de 'cierto' calado en los últimos cuarenta años. El año pasado abrió concierto para él en el Royal Albert Hall londinense: el viejo Jeff aún no ha cerrado la boca.


Qué bueno que volviste, Eli

Lo que son las cosas: a día de hoy queda de maravilla decir que tienes a 'Paperboy' en el iPod. Hace un par de años, el vulgo no sabía de las andanzas de este chavalote de Brookline (Massachusetts), muy lejos de los campos de algodón de Alabama: de hecho, creció muy cerca de Boston y su pequeño Walhalla musical, Berklee.


Como diría el simpar Mariano García, descubridor del talento de Reed para unos cuantos melómanos de este lado del río Pecos, a este mozo hay que oírlo. Es hijo de un crítico que, a pesar de (y gracias a) ejercer tan lacerante profesión, tuvo el gesto de prestar su colección de discos al joven Eli, quien se empapuzó de gospel, soul, blues y R&B como si no hubiera un mañana.


Autodidacta con el piano, la guitarra y la armónica, cantante de acera y pose en Harvard Square, Eli gozó del tutelaje del batería Sam Carr y comenzó a tocar en clubes. Luego pasaría un año como ministro musical de una iglesia local en Chicago, bajo el auspicio de la cantante -y predicadora del Altísimo- Mitty Collier. En 2005, Eli regresó a Boston y armó su primera banda, The True Loves. Hoy, con apenas 24 años, toca por segunda vez en Aragón tras su paso en 2009 por Lanuza, en el marco del festival Pirineos Sur.


Mañana, ojo al dato: Bigott, de casa, grande en las entrevistas y mejor aún en los escenarios, abre el fuego. Le sigue Elvis Costello: el mismo que viste y se calza gafas de pasta. Cosas de la Luna Lunera de Sos...