FESTIVALES

Busta Rhymes deja plantado a Monegros

El buen tiempo anima el arranque del festival, al que acuden unas 34.000 personas.

Un grupo de asistentes al Monegros Desert Festival, ayer.
Busta Rhymes deja plantado a Monegros
VíCTOR LAX/EFE

Arrancó el Monegros Desert Festival. Sin calor, con menos asistentes que en 2009 y sin Busta Rhymes, pero con brisa, con muchísimo ambiente y con un cartel de lujo inaugurado por Luciano, el primer grande en saltar al escenario.

Después de 16 años, la arena oscense se volvió a llenar de gente y de ritmos de música electrónica, rap, hip hop y, la gran novedad, drum & bass. "Es lo que suena en las discotecas de todo el mundo, el año pasado hubo un poco, hoy hemos traído más", dijo Juan Arnau, el promotor del festival.

En su opinión, esta edición ha tenido el mejor clima desde que se inauguró el evento: "Sopla el viento. Tenemos 30 grados y tendremos 20 por la noche. Nunca hemos tenido tanta suerte".

El rapero Busta Rhymes fue la única decepción. Era uno de los más esperados por los 'hip-hoperos', pero ayer no apareció. Ni los organizadores supieron justificar su ausencia. "Cosas de artistas", dijo Arnau, quien aseguró que se había intentado contactar con el músico durante todo el día, sin éxito.

A pesar del imprevisto, la gente siguió acudiendo en masa al festival hasta altas horas. Para llegar al recinto había que recorrer un atasco de unos dos kilómetros. Una hora de espera, aproximadamente. Nada fuera de lo normal en el Monegros Desert: "Está todo controlado, aunque la gente ha llegado más tarde que otros años, por eso se han acumulado los coches", informó Arnau.

Se esperaban todavía más asistentes durante la madrugada, ya que la mayoría decidieron montar su fiesta en el parquin, donde carpas y caravanas se contaban por decenas. Allí, los jóvenes vivieron la previa del festival.

Llegaron desde Francia, Italia, Alemania y hasta Estados Unidos. También de Zaragoza, Huesca y las cuatro provincias catalanas. "Somos los únicos de Fraga", gritaba Daniel, acompañado por otros diez amigos. "Es muy caro. Los de nuestro pueblo no se gastan el dinero en Monegros", añadía Íker. Ellos se dejaron cien euros por cabeza: "En la entrada y en alcohol", a pesar de que dos eran menores de edad.

A medianoche, la mayoría de los que esperaban fuera pensaban ya en entrar al recinto del festival, ya que a esa hora comenzaba el espectáculo de Pendulum, una de las atracciones principales gracias a su rock electrónico. "Tienen unas mezclas muy comerciales, por eso los hemos traído. Es lo que buscábamos", afirmó Arnau.

Para los más raperos, además, a esa misma hora subía La Mala. Aunque lograr verla de cerca no fue cosa fácil, porque dos horas antes de su actuación, las carpa grande y el open grande rozaban su máxima capacidad.

"Se ve todo más apretado por el cambio de distribución de las carpas. Ha funcionado, no hay grandes explanadas y la gente se mueve más fácil", explicó el promotor del festival, satisfecho con la asistencia que, a la espera de datos oficiales, girará en torno a los 34.000 asistentes.

A última hora de la noche, Arnau aseguró que no había incidencias ni dentro de las carpas ni en la carretera, donde hasta cinco retenes policiales ordenaban el tráfico.