CREACIÓN

Arte de Aragón proyectado hacia el mundo

Diversos artistas analizan la proyección del arte aragonés, la política de ayudas, y la necesidad de establecer cauces entre países, comunidades, galerías, comisarios y creadores.

Una fotografía del tándem de fotógrafos Sediles y Peyrotau
Arte de Aragón hacia el mundo
SEDILES Y PEYROTAU

Los artistas aragoneses siempre han mirado hacia el exterior para crecer o para desarrollar una particular aventura en el arte. Eso se percibe de inmediato en Goya, Pradilla, Gargallo, Manuel Viola, José Luis González Bernal, Antonio Saura, Salvador Victoria, Fermín Aguayo, el burgalés del grupo 'Pórtico', o José Beulas: todos ellos se formaron en París o en Roma, o vivieron estancias provechosas, y algunos de ellos fijaron su residencia muy lejos de casa. E incluso murieron, como en el caso de Aguayo o González Bernal, a orillas del Sena; Goya se extinguió octogenario y alucinado en el exilio de Burdeos, fascinado por una joven muchacha que le iluminaba a diario las últimas tinieblas.

El zaragozano Víctor Mira se forjó en Barcelona y consolidó su poética tenebrosa en las afueras de Munich, donde residió alrededor de una veintena de años. Allí, en 2003, tal como había anticipado en uno de sus últimos dibujos: se arrojó a un tren con el torso desnudo y los brazos abiertos. José Manuel Broto también se trasladó a Barcelona a mediados de los años 70, y un día decidió instalarse en París y en Menorca, donde reside y crea su pintura.

Por citar un caso especial, que él siempre ha reconocido, José Beulas estuvo becado en la Academia de Roma y allí conoció al arquitecto García de Paredes y el arte de vanguardia del momento. Las becas y subvenciones que han recibido los artistas aragoneses en los últimos años son muy diferentes. Quizá la ayuda que muchos valoran especialmente sea la estancia, de carácter bianual, en la Casa de Velázquez, que patrocina la Diputación de Zaragoza. Dice Pepe Cerdá: "Las instituciones me han organizado exposiciones y me han comprado cuadros. La ayuda más importante que he recibido fue sin duda esa beca, hace ahora más de veinte años". María Buil, que exhibe desde el pasado 3 de junio en la Galería Les Singuliers de París la muestra 'Être Femme', dice: "La estancia en la Casa de Velázquez significó para mí la apertura al mundo cultural francés y la posibilidad de concentrarme exclusivamente en la creación pictórica. Al finalizar obtuve la Beca del Colegio de España en París, del Ministerio de Cultura, que me permitió desplazarme a la Cité Universitaire francesa y comenzar a trabajar en el mercado artístico parisino. Residí seis años en Francia". La pintora Lina Vila también disfrutó de esa estancia: "Fue fundamental en mi desarrollo artístico -señala-. Por las posibilidades que da Madrid, pero más aún por la dedicación absoluta a la creación. Sin trabajos alternativos, sin clases?". Coincide David Israel: "Esa fue la ayuda más importante que he tenido". También han pasado por la Casa de Velázquez, entre otros, Antón Jodrá, Cristina Silván, Enrique Larroy, Roberto Coromina, Javier Joven o Ricardo Calero.

Experiencias, viajes e intercambios

La Diputación de Huesca concede las becas Ramón Acín y Antonio Saura, que han obtenido Mapi Rivera, Marta Javierre, Antonio Fernández Alvira o José Noguero, el artista de Barbastro que reside en Alemania. "Recibí en 1991 una pequeña subvención, de unos 1.200 euros, para ir a Amsterdam, a la Rietveld Academy, y en 2001 la beca Ramón Acín -dice Noguero-. Las ayudas son muy necesarias, hay que invertir mucho en materiales y dedicación, además animan a continuar. La nuestra suele ser una carrera de fondo y muy solitaria". Santiago Arranz también disfrutó hacia 1985 una beca de la Diputación de Huesca, que le permitió disponer de un estudio en las afueras de París y afirmarse en la capital francesa durante varios años, hasta que decidió regresar al lugar del origen. Lara Almarcegui, una artista zaragozana de 'land art' que reside en Rotterdam, recuerda que "tuve una beca de Endesa, que, aunque sea una convocatoria nacional, tiene su base en Teruel". Javier Peñafiel apunta: "He recibido ayuda en dos ocasiones: en 1989, una pequeña de producción, y en 2001 otra para estar en nueva York, ambas de la Diputación de Zaragoza. El cambio de las becas y ayudas es evidente: ahora son casi el triple de las de 2001, pero no creo que sean suficientes para abordar algo continuado".

Dino Valls, que expone ahora en Spoleto y en Milán, Italia, dice que "nunca he recibido ayuda alguna de instituciones aragonesas, ni estatales por otra parte". Jorge Gay afirma algo semejante: "Yo tampoco. Los premios y becas que obtuve durante la carrera fueron de ámbito nacional. En 1971 y 1972 logré la beca El Paular, de Segovia. En 1973, fui medalla de oro de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, con la cual se obtenía la Beca para la Universidad Menéndez Pelayo en Santander. Posteriormente llegarían las más importantes de post grado: beca de Roma y la del Museo Español de Arte Contemporáneo. Por eso sé la importancia que tienen, de la vitalidad que procura el encuentro con personas de otros lugares y disciplinas que te enriquecen, de los que aprendes y compartes experiencias".

María Buil agrega, en idéntico sentido: "Las becas me han permitido integrarme más fácilmente en otros ambientes artísticos. Es más duro intentar hacerse un hueco en un mercado o en un grupo artístico viajando solo que contando con un apoyo institucional para comenzar. La posibilidad de desplazarse a trabajar a capitales extranjeras es una experiencia siempre enriquecedora, y que debería posibilitarse al máximo desde las instituciones".

Para Lara Almarcegui, la mejor ayuda para un artista actual es "la ayuda en la educación en arte contemporáneo; más adelante, es importante conceder un apoyo económico cuando un artista interesante no pueda llegar a fin de mes, y poder disponer de espacios de trabajo baratos. Si hay centros de arte dispuestos a producir proyectos complejos y experimentales que requieran tiempo no hace falta dar ese tipo de subvenciones de producción, pero si no los hay, sí que hacen falta, porque a menudo los proyectos más experimentales no generan dinero". Antonio Sediles & Aránzazu Peyrotau declaran que la mejor subvención "dependerá de la situación de cada artista y de las características de su trabajo". David Israel apostilla: "Habría que elevar las cantidades en los premios y becas de creación, pero se debería apostar más por el intercambio, por los enlaces con otras instituciones extranjeras. El punto flaco está en la difusión, todo el esfuerzo que una institución haga no sirve de nada si nadie lo sabe, ese potencial artístico se ha de conectar con críticos y galeristas, hay que abrir esas puertas desde las instituciones, dar esa oportunidad y dejar que el artista defienda su obra".

Promoción, producción y exposiciones

Lina Vila insiste en esa dirección: "Las ayudas son absolutamente necesarias. En las exposiciones, se paga a comisarios, diseñadores, montadores, etc., pero el artista no percibe nada. Y para que nosotros produzcamos cualquier pieza partimos de gastos considerables. El tema de 'producción de obra' no se contempla, así que las ayudas son indispensables para que los artistas puedan seguir investigando y produciendo. Si el tejido de galerías fuera tan grande como en otros países y a las personas les gustara el arte como para comprarlo, quizá las ayudas no serían necesarias".

Peñafiel, asiduo en la Bienal de Sao Paulo y en Basel con la galería Joan Prats, matiza: "Es necesario comprender qué es una producción hoy: debe ser sostenible y vinculante para la institución y el artista". José Noguero pide: "No estaría nada mal que hubiera alguna beca más para producción de proyectos y para salir al extranjero. La situación del artista en Aragón y en España es precaria. Hay temporadas que va todo bien -y bien significa solamente sacar para los gastos y para poder invertir en equipo o producción- pero hay muchas otras que no levantas cabeza".

La promoción del arte español y, en particular, del aragonés sigue siendo una asignatura pendiente. Aún así, los aragoneses, como se percibe en estas líneas, exponen con asiduidad en el extranjero. En Basilea, además de Pepe Cerdá, expuso también José Moñú, con Fernando Latorre. Peyrotau & Sediles presentan ahora en Alemania un proyecto que está incluido en el escenario de la Capital Europea de la Cultura 'Ruhr 2010'. Lina Vila estuvo el pasado verano en Lisboa y en Francia, Ricardo Calero ha desarrollado su mundo de instalaciones por diversos países europeos, Andrés Ferrer ha recorrido Latinoamérica con 'Austral', igual que suele hacer el más veterano, Rafael Navarro, que ha estado en un sinfín de países. Teo González trabaja en Estados Unidos; otro tanto el fotógrafo Kike Calvo. José Noguero formula una frase que resume a muchos de estos creadores: "Cada viaje y cada exposición me ha marcado una nueva etapa y me ha ampliado el horizonte".