INVITADO ESPECIAL

Un brindis al sol, y a la luna, y al amor...

El escritor zaragozano Julio José Ordovás presentó su última novela, ¿En medio de todo¿, rodeado de amigos y seguidores.

El escritor Julio José Ordovás presentó su último libro junto a Eva Puyó.
Un brindis al sol, y a la luna, y al amor¿
TONI GALÁN

Pensaba Julio José Ordovás que las presentaciones de libros no servían para nada, que eran “tan aburridas como una clase de literatura”, y que, como dice Ismael Grasa, “la gente que acude a la cita es, más o menos, la que irá a tu funeral”.

Quizá dos verdades como puños, que envuelven la obligación –con la editorial, con los lectores, con los amigos- de oficializar la llegada a las librerías de la última obra del autor de turno. Pero el escritor zaragozano pronto comprendió que una presentación es “la excusa perfecta” para hacer un brindis con los más cercanos.


Así que cuando ayer atravesó las puertas de la Librería Antígona para ‘vender’ su libro, lo hizo con una botella de whisky bajo el brazo, y un buen puñado de vasos. Para brindar por José Antonio Labordeta, al que “aún sigo mitificando”, según reconoció, por Hilario J. Rodríguez, que “vino a rescatarme”, por las mujeres que han venido, y las que vendrán, por Loquillo, cuyas letras “tanto han influido” en su obra, por su vecina, famosa ya por sus cantos nocturnos, por su “vaquero favorito”, que no es otro que James Stewart, por José Saramago...


Y un largo etcétera que, en buena parte, tienen algo que ver con su último libro, el que ayer recibía todas las miradas, ‘En medio de todo’. Publicado por Eclipsados, que con tanto olfato guía Nacho Escuín, presente en el acto, la obra es una especie de revisión del mundo que le rodea en forma de diario. Aunque para rebuscar la esencia del texto, quién mejor que Eva Puyó.


“Ordovás explora la vida y la literatura con ese punto de humor que le resta gravedad a los asuntos tan importantes abordados en el libro”, explicó la joven escritora aragonesa.

Una comicidad que permite ahondar en el interior del autor, y en el del lector, al más puro estilo Woody Allen, con frases como “el amor ya no me da miedo, ahora me da pereza”. Y sin duda, acercándose a las greguerías de Gómez de la Serna. Ahí van algunos ejemplos: “Si por alguien no pondría jamás la mano en el fuego sería por mí”, o “me preocupa que haya un exceso de soberbia en mi modestia”.


A su vez, no faltan la ironía y el sarcasmo en las páginas de Ordovás, colaborador habitual de HERALDO DE ARAGÓN. “Me informan de los ejemplares que se han vendido del libro y de lo que voy a cobrar en total por ellos… Hubiera sacado más pasta reseñándolo que escribiéndolo”, lamenta en su última obra.

Y aunque muchos pudieran pensar que con la exhibición pública que hace un autor que escribe un diario, se fulmina al propio autor, lo cierto es que Ordovás despista a conciencia. Como apunta en su obra, “escribir un diario es también una forma de jugar al escondite. Y no siempre estoy dispuesto a que me encuentren”. Por eso, los amigos y seguidores que ayer quisieron arroparle, como Juan Domínguez Lasierra, Daniel Nesquens, o Antonio Pérez Lasheras, saben que queda Ordovás para rato.


Aunque mejor que no se dedique a la futurología, porque al final, la selección española ganó su partido del Mundial de fútbol, pese a que el protagonista de la presentación de ayer apostara por Honduras, “solo para que echaran la culpa a Casillas, un portero enamorado, digno de una historia que contar, y poder decir así que nunca la derrota… fue tan bella”.

Pensaba Julio José Ordovás que las presentaciones de libros no servían para nada, que eran “tan aburridas como una clase de literatura”, y que, como dice Ismael Grasa, “la gente que acude a la cita es, más o menos, la que irá a tu funeral”.

Quizá dos verdades como puños, que envuelven la obligación –con la editorial, con los lectores, con los amigos- de oficializar la llegada a las librerías de la última obra del autor de turno. Pero el escritor zaragozano pronto comprendió que una presentación es “la excusa perfecta” para hacer un brindis con los más cercanos.


Así que cuando ayer atravesó las puertas de la Librería Antígona para ‘vender’ su libro, lo hizo con una botella de whisky bajo el brazo, y un buen puñado de vasos. Para brindar por José Antonio Labordeta, al que “aún sigo mitificando”, según reconoció, por Hilario J. Rodríguez, que “vino a rescatarme”, por las mujeres que han venido, y las que vendrán, por Loquillo, cuyas letras “tanto han influido” en su obra, por su vecina, famosa ya por sus cantos nocturnos, por su “vaquero favorito”, que no es otro que James Stewart, por José Saramago...


Y un largo etcétera que, en buena parte, tienen algo que ver con su último libro, el que ayer recibía todas las miradas, ‘En medio de todo’. Publicado por Eclipsados, que con tanto olfato guía Nacho Escuín, presente en el acto, la obra es una especie de revisión del mundo que le rodea en forma de diario. Aunque para rebuscar la esencia del texto, quién mejor que Eva Puyó.


“Ordovás explora la vida y la literatura con ese punto de humor que le resta gravedad a los asuntos tan importantes abordados en el libro”, explicó la joven escritora aragonesa.

Una comicidad que permite ahondar en el interior del autor, y en el del lector, al más puro estilo Woody Allen, con frases como “el amor ya no me da miedo, ahora me da pereza”. Y sin duda, acercándose a las greguerías de Gómez de la Serna. Ahí van algunos ejemplos: “Si por alguien no pondría jamás la mano en el fuego sería por mí”, o “me preocupa que haya un exceso de soberbia en mi modestia”.


A su vez, no faltan la ironía y el sarcasmo en las páginas de Ordovás, colaborador habitual de HERALDO DE ARAGÓN. “Me informan de los ejemplares que se han vendido del libro y de lo que voy a cobrar en total por ellos… Hubiera sacado más pasta reseñándolo que escribiéndolo”, lamenta en su última obra.


Y aunque muchos pudieran pensar que con la exhibición pública que hace un autor que escribe un diario, se fulmina al propio autor, lo cierto es que Ordovás despista a conciencia. Como apunta en su obra, “escribir un diario es también una forma de jugar al escondite. Y no siempre estoy dispuesto a que me encuentren”. Por eso, los amigos y seguidores que ayer quisieron arroparle, como Juan Domínguez Lasierra, Daniel Nesquens, o Antonio Pérez Lasheras, saben que queda Ordovás para rato.


Aunque mejor que no se dedique a la futurología, porque al final, la selección española ganó su partido del Mundial de fútbol, pese a que el protagonista de la presentación de ayer apostara por Honduras, “solo para que echaran la culpa a Casillas, un portero enamorado, digno de una historia que contar, y poder decir así que nunca la derrota… fue tan bella”.