Directores y sus estrellas

Relaciones de amor y odio tras la pantalla

Muchos directores de cine han mostrado especial interés por las mujeres. Algunos, poque deseaban crear grandes papeles femeninos, otros... porque les gustaban demasiado las mujeres. A través del ciclo Ventana Clásica, HERALDO, Hilario J. Rodríguez y el Festival de Cine de Huesca desvelan los secretos de las tortuosas relaciones entre cineastas y estrellas.

Marlene Dietrich en un fotograma de Shanghai Express
Marlene Dietrich en un fotograma de Shanghai Express

Dijo el director Jean Luc Godard que para hacer una película sólo hacía falta una pistola y una mujer. "Lo qu eno sabía es que, con el tiempo, la que mujer sería quien empuñase la pistola", explica Hilario J. Rodríguez, autor del libro "Ellos y Ellas.  Relacionaes de amor, lujuria y odio entre directores y estrellas". La sección Ventana clásica del Festival de Cine de Huesca se basa en su obra para contar la historia del cine a través del papel de las mujeres en la gran pantalla.


Igual que en la vida real,  en 1920 las estrellas femeninas reclamaron el papel que les correspondía delante y detrás de las cámaras. Rompieron convenciones sociales y tradiciones. Mientras en la vida real el sexo femenino reclamaba el voto, en el cine, las estrellas femeninas se cortaron el pelo, acortaron sus faldas y cambiaron la compostura y discreción habitual por la seducción.


El primer mito femenino con esa fuerza fue Louise Brooks. Según Rodríguez, esta actriz  "se convirtió en un prototipo de mujer sensual, independiente y moderna". Rompió con los papeles de mujer obediente y buena hija que estaba obligada a representar la mujer y la sociedad femenina la tomó como modelo.


A partir de ahí, llegó la revolución sexual y muy pocos directores escondían sus tórridos romances con las estrellas de Hollywood. Muy sonada fue la relación entre Orson Welles y Rita Hayworth. Welles estaba en Brasil cuando vio a la actriz en una portada de la revista Life y se enamoró de ella. Le persiguió por fiestas y reuniones sociales y, al final, consiguió salir con ella, seducirla y casarse.


Su matrimonio apenas duró dos años. Rita siempre tuvo muy clara la razón de sus fracasos amorosos: "Los hombres se acostaban con Hilda, pero se despertaban conmigo". La actriz nunca valoró su belleza y los hombres que la amaron confesaron acabar aburriéndose a su lado. Antes de dejarla, Welles destrozó el mito de Rita. Le hizo cortarse su sensual melena y teñirse de rubio para protagonizar junto a él "La dama de Shangai", un largometraje que destruyó a la estrella.


Este no fue el único romance desventurado que ha dado el séptimo arte. Famosa es la atracción que sentía Alfred Hitchcock por las rubias. A las que siempre dio papeles protagonistas. Su intención no era seducirlas ni conseguir sus sonrisas en la pantalla. El director las aterrorizaba. Le gustaban las mujeres rubias asustadas. Según él, quedaban mejor en pantalla. Por eso, durante los rodajes les hizo sentir auténtico pavor. Por ejemplo, en "Los pájaros" pidió que las aves mecánicas que debían finir atacar a Tippi Herden fueran sustituidas por cuervos y palomas reales.


En la historia del cine también ha habido mujeres que dominaban a sus directores, como Marlene Dietrich e, incluso, matrimonios ejemplares como el de Paul Newman y Joanne Woodward o el de Federico Fellini y Giulietta Massina.


Hilario J. Rodríguez cuenta los secretos de las relaciones más famosas entre estrellas y directores en su libro, fueron ejemplares, desdichados, felices o lujuriosas. El autor ha puesto los secretos de Holywood al alcance todos gracias al Festival de Cine de Huesca.