arte e impuestos

Un Goya para pagar a Hacienda

Las deudas tributarias se pueden pagar también con cuadros, esculturas, dibujos y grabados. Por este método, el Estado ha adquirido en los últimos tiempos obras de Picasso, Dalí, Miró, Tàpies y El Greco, entre otros artistas.

Centro de servicio de cita previa de la Agencia Tributaria de Zaragoza.
Un Goya para pagar a Hacienda
ESTHER CASAS

Se imagina acudiendo a la correspondiente mesa de de la Agencia Tributaria con un Goya auténtico bajo el brazo, dispuesto a entregarlos para pagar con él sus deudas con el fisco? Solo de imaginarla, la imagen puede dar pie a una caricatura o un monólogo humorístico. Pero no se trata de ciencia ficción, porque la Hacienda Española recibió entre 1997 y 2008 obras de arte de autores españoles e internacionales valoradas conjutamente en unos 199 millones de euros.

El reglamento general de recaudación de los tributos permite a los contribuyentes saldar las deudas tributarias con obras de arte de gran valor artístico e histórico. Aunque no es tan sencillo como parece a primera vista.

Los bienes que sirven para abonar impuestos de titularidad estatal deben ser adquiridos por el Estado y tienen que formar parte del Patrimonio Histórico Español, lo que significa su inscripción en el Registro General de Bienes de Interés Cultural o en el Inventario General de Bienes Muebles.

Su destino, en la mayoría de los casos, es pasar a engrosar los fondos museísticos y su gestión depende del Ministerio de Cultura.

En Aragón, la comunidad autónoma se encarga del cobro del impuesto sobre sucesiones y donaciones, al que también se puede hacer frente con obras de arte que formen parte del Patrimonio Histórico Artístico, contando con la conformidad de la administración competente y hecha previamente su valoración.

Bajo secreto tributario

Esta forma de pago, de todas formas, es excepcional. En los últimos doce años, según datos facilitados por el Ejecutivo autónomo, solo se han producido seis casos.

Es el departamento de Cultura de la DGA quien determina si tiene interés en adquirir los cuadros, esculturas, dibujos o grabados de que se trate. Las tasaciones entre las partes se cruzan. Cultura decide también dónde van a parar las obras. Muchas se pueden contemplar en museos y los hay que también esperan como agua de mayo la apertura del Pablo Serrano de Zaragoza.

Los expedientes son tan escasos que la Administración no puede proporcionar detalles concretos. "Se vulneraría el secreto tributario, ya que esta información tiene el carácter de reservada", arguyen desde el departamento de Economía y Hacienda del Gobierno aragonés.

Desde Madrid, la Agencia Tributaria solo ofrece datos nacionales. Entre 1997 y 2008, la Hacienda Pública percibió un conjunto de obras valoradas en 199 millones de euros.

Entre ellas, las había de Picasso, Miró, Dalí, Tàpies, El Greco y hasta Goya. El 'San Juan Bautista' del genio de Fuendetodos, según relata un informe publicado por 'Cinco Días', fue adquirido por el Estado en 2003 como pago de impuestos, junto a dos cuadros de Joaquín Sorolla y otras dos obras de Tarsila Amaral y Rothko por 10,8 millones de euros. Entre las más importantes por su valor económico, destaca el lienzo del Greco 'Apostolado del Marqués de San Feliz', que alcanzó el precio de 18,7 millones de euros.

Madrid, Asturias y País Vasco son las comunidades en las que los contribuyentes más echaron mano de este recurso para compensar sus deudas.

"Aragón no es una de las comunidades que acapara más entregas -se limitan a señalar fuentes del departamento de prensa de la Agencia Tributaria-. Si hoy un residente en Zaragoza negociara un pago con un Goya, seguro que pasa a encabezar el ranquin".

Un proceso largo

Quienes emplean este recurso coinciden en que es un "proceso largo" y "lento", que al final suele acabar resolviéndose de forma satisfactoria.

"Creímos que era nuestro deber como ciudadanos y a la vez una posibilidad para que algunas obras pudieran ser contempladas por todos los aragoneses", señala una zaragozana, que prefiere mantener el anonimato, y cuyo expediente -que se prolongó tres años- fue uno de los primeros que se tramitaron en Aragón hace más de una década.