Acaba de incorporarse a los escenarios tras su segunda maternidad, ¿cómo lo está llevando?

La primera actuación la tuve el martes en Barcelona, luego Valencia, Madrid y Zaragoza. La verdad es que es un tour bastante fuerte de entrada. Pero estoy contenta, además con la Orquesta de Cadaqués y su director Gianandrea Noseda me siento muy bien porque me ayudan mucho. Llevo trabajando ya un mes para estar en forma, porque después del parto, el diafragma y el soporte vocal se queda más frágil.

¿Va a limitar a partir de ahora sus trabajos, por ejemplo las óperas, que exigen ausencias más prolongadas?

Voy a centrar más las actuaciones en Europa y en España para poder combinar mejor las dos cosas. Ayuda estar cerca de casa y afortunadamente tengo buena infraestructura y mercado en España. No obstante, seguiré haciendo ópera, pero no más de tres o cuatro al año, eso ya supone varios meses de ausencia. Y procuraré que sean en España. Aunque ya tengo firmadas una en San Francisco y en Múnich.

Su vinculación con la Orquesta de Cadaqués viene de largo y parece cada vez más estrecha, ¿por qué?

Creo que es una de las orquestas más preparadas y perfectas que hay en España. Está compuesta por auténticos profesores y sus directores (Gianandrea Noseda, Neville Marriner, entre otros) son unas batutas magníficas y a mí, a nivel personal, me supone un lujo salir a cantar con esta compañía. No me importa no estar tan bien remunerada económicamente, porque lo estoy y mucho musicalmente.

También es asidua en esta plaza.

Zaragoza es uno de los escenarios a los que tengo más cariño. El Auditorio me enamoró hace años, y es de los mejores y más generosos que he encontrado. Y con el público, que ya me conoce, siempre he tenido experiencias muy buenas. Lo cierto es que Zaragoza es una ciudad a la que siempre digo sí.

Acaba de cambiar el director del Teatro Real, ¿se pondrá ahora fin a esa especie de veto que tiene usted en ese escenario madrileño?

No tengo ni idea. Ya no sé si es una cuestión del director o de quién. Pero mi carrera sigue hacia adelante. No digo que no me haría ilusión actuar en el Teatro Real, claro que sí. Pero no va a ser para mí una pena.

Una de sus 'señas de marca' es el cuidado que imprime en sus vestuarios y puesta en escena. ¿Cómo lo prepara?

Quizá es porque al ser mujer me gusta mucho la estética. Siempre he pensado que las cosas que se cantan tienen que tener parte de espectáculo y de imagen. Así que me inspiro en las piezas y busco los trajes en función del repertorio que vaya a interpretar. Tules y gasas para 'El sueño de una noche de verano; rojo para Albéniz...

Hace no mucho hizo una incursión en el pop. ¿Piensa repetirla?

No lo sé. Lo que sí tengo pensado es grabar clásico, aunque sé que no vende y que es una batalla perdida. Pero creo que tenemos que seguir intentándolo. Tengo contrato con Universal y voy a grabar clásico con ellos. La discográfica siempre intenta que hagas algo más fácil para el mercado, y tampoco lo descarto.

A Zaragoza llega con Puccini y Schuman, ¿qué van a ofrecer esta noche en el Auditorio?

Voy a interpretar arias de Puccini y en la segunda parte la Orquesta abordará piezas de Schuman. Yo interpreto a las heroínas de Puccini, que son con las que más he actuado, como Mimi, de 'La Bohème', 'Tosca', Madame Butterfly, Lìu de 'Turandot' o 'Manon Lescaut'. Quizá el día de mañana me plantee hacer un disco con heroínas de Puccini. Van muy bien con mi voz y mi vocalidad.