EXPOSICIÓN EN EL PATIO DE LA INFANTA

Un repaso al influjo creativo de Jorge Oteiza

Titulada 'La sombra de Oteiza en el arte español en los años 50', la muestra cuenta con 46 esculturas y cuadros de distintos artistas clave del arte español.

El Patio de la Infanta de Zaragoza abre una exposición con 46 esculturas y cuadros de distintos artistas clave del arte español que evidencian el influjo de Jorge Oteiza en la década de los años 50 del siglo XX.


La muestra, que reúne piezas de artistas como Ángel Ferrant, Eduardo Chillida, Manolo Gil, Pablo Serrano, Santiago Lagunas, Rafael Canogar o César Manrique, comienza en 1948, con la vuelta a España de Oteiza, y finaliza cuando el artista obtuvo el gran premio de escultura de la Bienal de Sau Paulo, en 1957, con la obra "Propósito Experimental", con el que logró el reconocimiento internacional dos años antes de abandonar la escultura.


Titulada 'La sombra de Oteiza en el arte español en los años 50', ha sido presentada por el responsable de actividades culturales de Ibercaja, José Luis Lasala, el director de la Fundación Museo Oteiza, Gregorio Díaz, y el comisario de la exposición, Alfonso de la Torre, quien ha subrayado que la "sombra" del artista es la expresión o delimitación de un territorio, el que transitó desde que regresó a España en 1948 en buena parte de los "imprescindibles" de la época.


Oteiza, ha explicado, tuvo un papel significativo en la "génesis" de muchos grupos de la época, como Pórtico, Parpalló, Equipo 57 o El Paso, pero su papel había quedado relegado a "tres exiguas fechas", 1948, con su retorno a España, 1955, con el inicio de los trabajos en el santuario de Aránzazu, y 1957, con el gran premio de escultura de la Bienal de Sau Paulo, cuando tuvo una presencia "fundamental" para el desarrollo de los acontecimientos de la época.


La exposición, ha remarcado, es un repaso a "otra historia del arte", con obras de artistas que eligieron la vía del "rigor y el orden" como lícita alternativa de la época de expresión artística, y también de las sinergias, de sus encuentros y amistades y sus desencuentros, como el "clásico" con Chillida.


Gregorio Díaz, por su parte, ha destacado la importancia que tiene esta muestra para la Fundación Museo Oteiza, que nació en 2003, año en el que murió el artista, porque supone una contextualización a través de una cuidada selección de obras de diez años vitales del artista vasco, que estuvo muy "involucrado" con los inicios de los distintos movimientos artísticos en España.


En su opinión, hay un cierto olvido de lo que representó en esa década Oteiza, quien fue un artista "terriblemente vital", "revolucionario" en la implicación del arte en la sociedad y una referencia para la escultura vasca y para todo lo vinculado con el arte español, desde la poesía, que cultivó, hasta la arquitectura.


Lasala, por su parte, ha hecho hincapié en que la muestra es una reflexión sobre un artista "catalizador" del arte español de los años 50 y un análisis sobre uno de los personajes más significativos y trascendentes de las vanguardias del siglo XX.


La exposición, que permanecerá en Zaragoza hasta el 2 de julio, está dividida en tres secciones, "Preámbulo", "Confluencias" y "Contexto", y se completa con numerosa documentación, un conjunto de correspondencia inédita del artista y la proyección de una selección de noticias de NO-DO referidas a eventos plásticos de los años 50.